Capítulo doce.

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Cuando llegamos al club, la música se escuchaba hasta la siguiente cuadra y había personas afuera bailando y haciendo fila para entrar. Me arreglé el cabello y bajé del auto junto con Amara y Elliot. Amara estaba irreconocible, ya que ella siempre usa ropa larga y un poco ancha. Esta vez llevaba una falda roja corta y un top blanco.

—Wow —habló Elliot al ver a Amara

—¿Qué? —le dijo cruzándose de brazos

—Nada —le respondió rápidamente—. Es solo que estás... diferente.

—Si, recuerda que estamos encubierto, no podemos entrar como cualquiera ahí.

—Es cierto. —estuve de acuerdo con Amara.

Ignoré la forma en la que Elliot miró a Amara, solamente estaba sorprendido porque ella no usaba ese estilo nunca, ¿verdad?

—Será mejor que entremos. —volví a decir antes de cruzar la calle.

—Tú entrarás primero. —habló Amara detrás de mi y me pasó un pase VIP por los hombros—. Elliot y yo haremos fila. Recuerda, no te conocemos.

Seguí caminando hasta la entrada del club, donde aproximadamente 20 personas estaban haciendo fila para entrar. Miré hacia atrás para ver como Elliot y Amara tomaban su lugar al final de la fila. Apreté el pase VIP entre mis manos y pasé delante de todos hasta el guardia de seguridad. Algunos me abucheaban y me decían que fuera al final de la fila. Le mostré el pase al guardia de seguridad, este lo tomó y me dejó pasar.

Cuando entré al club lo primero que vi fue a personas bailando en la pista, otras en la barra o en los asientos que estaban en la parte de atrás. Fui hacia la barra a pedir un trago esperando a que me dieran la señar para ir donde Petrov, al que no veía por ningún lado.

—Un martini, por favor. —le pedí al barman mientras me sentaba en uno de los taburetes.

—Enseguida.

Miré a mi alrededor para ver si encontraba a Petrov, pero no había nada, ni una zona VIP.

—¿Buscando a alguien? —habló alguien a mis espaldas

Me di la vuelta para luego mirar al chico y contestarle:— A mi amiga, pero al parecer no vendrá. —mentí

—Que mal. Eso quiere decir que estás sola, ¿verdad? —el chico se acercó un poco más a mi y yo retrocedí.

El rió.

—Tranquila, no te haré nada, solo me sentaré a tu lado. —señaló el taburete vacío que estaba a mi lado—. ¿Puedo?

—Si, puedes, tranquilo. —reí y sentí como la sangre subía a mis mejillas, gracias a Dios que llevaba maquillaje, así no se notaba.

El barman volvió y dejó la copa con el martini frente a mi. Yo la tomé y la llevé a mis labios para dar un pequeño sorbo.

—¿Cuál es tu nombre?

—Diana, ¿y el tuyo? —me giré para quedar frente al chico mientras ambos estábamos sentados en los taburetes.

—Diana... —probó mi nombre en sus labios—. Es lindo... Mi nombre es Matthew, pero puedes decirme Matt.

—Lindo nombre, Matt. —le sonreí.

—Oye, no quiero ser descortés, pero, ¿te gustaría ir a otro lugar?

Alcé una de mis cejas.

—No es para hacer nada malo —rió nerviosamente—. Solo iremos allá arriba con unos amigos.

—¿Allá arriba? —mi ceño se funció

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