Capítulo quince.

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Lentamente, abrí los ojos y me estiré en la cama. Alek no estaba a mi lado y rápidamente me senté en la cama; luego pude escuchar el agua de la ducha cayendo en el baño, y supe que se estaba bañando. Volví a tirarme en la cama, estaba desnuda. Anoche había sido magnífico. Con solo recordar el toque de sus manos y como me acariciaba, sus embestidas, sus besos... con solo recordarlo, me daban ganas de hacerlo una y otra vez.

Miré por la ventana, llovió mientras Alek y yo dormíamos y ahora las ventanas estaban empañadas. Suavemente, deslicé mi dedo por el cristal y comencé a hacer figuritas. Siempre me había gustado hacerlas.

—Buenos días —escuché a Alek habarme desde la puerta del baño

Me di la vuelta en la cama y le sonreí para luego darle los buenos días. El estaba con una toalla alrededor de su cintura, mientras que yo, estaba completamente desnuda acostada en la cama donde ambos pasamos la noche.

—Llamé a recepción para pedir el desayuno —caminó hacia donde estaba su bolso para ponerse la ropa—. ¿Sabes lo que me dijeron? Que no hacían ni vendían comida, así que supongo que tenemos que salir a desayunar.

—Bien, yo me iré a duchar. —me levanté de la cama y caminé hacia el baño.

Luego de unos quince minutos en la ducha, decidí salir embuelta en una toalla.

Alek estaba distraído mirando por la ventana, así que no se dio cuenta cuando salí del baño. Me cambié rápidamente y luego salimos del motel para buscar algo de comer.

—¿Te ha llamado uno de los chicos? —me preguntó mientras caminábamos por la acera

—No, ¿por qué lo preguntas?

—Es solo que tengo una corazonada. —su ceño se frunció

—Tal vez uno de ellos llamará luego —le sonreí levemente y él tomó mi mano para entrelazar nuestros dedos.

Me estremecí, sentí una electricidad recorrer mi espalda y un malestar en mi estómago. Esto no está bien, yo amo a Elliot. Si, lo amas, pero el tipo ya terminó contigo y quien sabe si anoche se llevó a otra a la cama, igual que tú. Alek hablaba conmigo mientras yo discutía con mi concienca, que siempre me contradecía en todo.

—Creo que ese lugar esa bien —señaló un puesto de comida rápida que estaba en la esquina

Ahora me sentía mal. Quería morir. No sabía como mirar a Elliot después de esto, lo engañé con otro, mientras que él seguramente estaba solo, tal vez pensando en mi y en lo mal que hizo al dejarme. Aunque técnicamente no lo engañé, ya que no estamos juntos, pero se siente como una infidelidad. La culpa, el malestar en el estómago, la paranoia, no poder mirarlo más a la cara, no poder ni siquiera dirigirle la palabra por temor. Porque sabes que esa persona es todo para ti y lo traicionaste de tal manera. El miedo a que nunca te perdone.

—¿Diana? —Alek me habló una vez más, sacándome de mis pensamientos, o más bien, de mi tortura

—¿Si? Perdona, no estaba escuchando. —lo miré. Ahora estaba parado frente a mi mirándome con preocupación, ¿o será lástima? Creo que la segunda.

—Te estaba hablando sobre este lugar —señaló la cafetería que estaba delante de nosotros—. Creo que está bien para ambos, ¿verdad? —apretó suavemente mi mano. No puede ser, aún teníamos nuestros dedos entrelazados.

—Si, si, deberíamos entrar, estoy muriendo de hambre. —le sonreí levemente y me respondió con una sonrisa de lado mientras se acercaba a mi. Se inclinó un poco hacia adelente y dejó un corto beso en mis labios.

Al entrar a la cafetería, pude ver como Amara, Elliot y Matthew nos miraban desde una mesa al lado de la ventana. Amara y Matthew lucían sorprendidos, mientras que Elliot estaba serio y apartó su mirada desde que vi que me observaba. Volvió a comer como si nada estuviera sucediendo. Giré mi cabeza para ver a Alek con la boca abierta. Ay dios mío, qué acabo de hacer. Alek solo rió y me haló del brazo para ir a sentarnos con ellos.

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