Cinco.

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Pasaron tres semanas desde que despedí a Steve. Aline me dijo que lo vio hablando con Nadia fuera de la tienda varias veces, luego hablaría con ella. Compré el edificio de al lado hace dos semanas. Aún estábamos acostumbrándonos al gran y buen cambio. Nadia y yo habíamos contratado más empleados, ahora éramos un negocio de diez, once si me cuentan a mi. Iba a la tienda tres veces a la semana, ya que debía dejar todo en orden en la tienda que estaba al otro lado de la ciudad. La habíamos puesto en un centro comercial. No iban tantas personas como esperábamos, pero algo es algo. Con las personas que van, podemos mantener el local y conseguir un buen inventario. Nos estaba yendo demasiado bien, aún no lo podía creer. Estaba tan feliz por todo lo que había logrado en tan solo unos meses con ayuda de Nadia y Aline, mis dos empleadas más confiables. Nadia era la encargada de la tienda, al lado de mi edificio. Estaba a punto de enviarla hacia el otro lado de la ciudad para que no tuviese que conducir por una hora para llegar aquí. En unos días, haría todo el papeleo y la enviaría allá. ¿Y Aline? Bueno, Aline es muy responsable, atenta y trabajadora. Tiene las cualidades necesarias para el puesto.

Entré a mi piso y me fui despojando de la ropa en el camino hasta que me quedé en ropa interior. Caí en la cama e inmediatamente me quedé dormida. Estos días no había descansado mucho, por suerte, mañana era domingo, podía levantarme tarde y quedarme todo el día en casa mirando series y comiendo.

Después de dormir toda la mañana, decidí ir a visitar a mi segunda madre, la mamá de Nadia

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Después de dormir toda la mañana, decidí ir a visitar a mi segunda madre, la mamá de Nadia. Hace más de dos meses que no la veía, y Nadia siempre me decía que ella me extrañaba mucho. Ella me dio casa y comida cuando no tenía a nadie, le debía la vida por eso. Gracias a ella no estoy viviendo en las calles o prostituyéndome.

Salí del departamento y cerré la puerta de hierro con llave. Ella no vivía tan lejos de aquí, así que podía ir caminando. Tenía un carro, y casi nunca lo usaba, estaba pensando en venderlo, pero cuando puse la tienda al otro lado de la ciudad, eliminé esa idea de mi cabeza. No quería usar el tren, ni el bus, tampoco ir en taxi. Y si iba caminando, moriría en el camino. Así que decidí conservar el auto solamente para ir al trabajo, también por si surge una emergencia. Crucé la calle junto con un montón de personas. Algunos iban para el trabajo, y otros salían de este. Y otros, como yo, iban a visitar a su familia y demás.

Subí al piso 16, donde Elena, la madre de Nadia vivía. Fui hacia la puerta B y toqué dos veces. Segundos después, la puerta se abrió, revelando a una Elena sonriente, feliz por verme.

—Diana, por Dios, te extrañé tanto. —me abrazó por unos segundos y luego se hizo a un lado para que pudiera entrar—. Entra, entra. Justo ahora estaba hablando con Steve, él me dijo que te conoce.

Me quedé helada al entrar. ¿Qué me acaba de decir? ¿Steve?

—¿Cuál Steve?

—Steve Trevor. Ven conmigo, él estará encantado de verte. —me agarró del brazo para ir hacia la sala, pero yo me aparté.

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