-¡¿besó tu mano?!- gritó exagerado un chico de grandes orejas y ojos. Park tapó su boca con un movimiento de manos un tanto exagerado.
-Tae, no grites por favor- Park miró a todos lados, por suerte nadie habia escuchado.
Los dos amigos se encontraban en una pequeña cafetería, de la universidad a la que asistían. hablando del extraño chico que habia ayudado a park a alcanzar el libro de arte.
-Lo siento- el chico le sonrió- es que, se debe sentir bien, como un...- pensó un poco, con un dedo en su mentón- Ah, un principe.
-¿Que?- Park rió sarcastico- Tae, aquel chico era todo menos un príncipe.
El compañero de park desapareció su sonrisa, el esperaba tanto que su amigo encontrara el amor verdadero, como los cuentos que le leía su madre cuando era pequeño.
-Piensalo- Habló decidido aquel peculiar chico- Nadie en este siglo besa la mano de nadie, el fue muy amable y estoy seguro de que es guapo- Observó a su pequeño amigo y este cubrió su rostro con su telefono, simulando que lo revisaba.
-N..no estes tan seguro, no lo observé bien- Y claro que park lo observó bien, recordó aquellos hoyuelos, la altura y como su enorme mano tapaba la suya con tanta facilidad.
-Aish, que negativo.- Suspiró su amigo.- ¿Crees que lo vuelvas a ver?.
Park negó, tomando de su malteada de chocolate.
-fue una casualidad, no creo que me pase dos veces es imposible.- El chico de adelante rodó sus ojos, ¿por qué era de esa manera su pequeño amigo?.
-Yo si creo que te pase de nuevo, los principes siempre van en busca de su princesa.
-Como digas tae.
Ambos fueron a sus respectivas clase, no estudiaban juntos por desgracia de Kim así podria interrogarlo más y tal vez converserlo de encontrar a alguien.