Retiraron a JungKook de clases y no pude dejar de sentirme culpable toda la jornada. Al acabar las clases Hoseok hyung me estaba esperando fuera de la sala.
—Es extraño que JungKook no te ande joteando el día de hoy—revolvió mi cabello cómo saludo.
—Si, sobre eso—junté los labios. Kook me decía que hacía eso cuando quería mentir, pero hyung no se daría cuenta, ya que no me conoce lo suficiente—Debo hacer cosas, así que no podré acompañarte a casa—sonreí nervioso. Nunca había sido bueno creando excusas y esperaba que Hoseok no me descubriera.
—Está bien Tae—acarició mejilla y eso me hacía sentir un poco incómodo—Nos vemos en casa.—asentí y salí rápidamente para ir a la casa de JungKook. Tenía que disculparme.
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—Taehyung necesito que te vayas por hoy. Jk no se siente bien—la madrastra de JungKook me abrió la puerta, y aunque le tenía miedo, no me dejaría intimidar.
—Tú no metas—mi voz salía un tanto aguda por el miedo y los nervios—No eres su madre o algo parecido, no lo molestes. No sigas destruyendo más su vida. Déjame entrar, ya.—vi cómo una silueta se apareció por la cocina. Era JungKook.
—¿Por qué tanto alboroto madre?—desde el ángulo que estaba no había logrado verme aún—¡¿Por qué estás llorando?!.—abrió más la puerta para ver al que estaba detrás de ella; o sea yo, pero ¿la había llamado madre?.
—¿Qué haces aquí? ¡¿Qué le dijiste a Jess para qué esté llorando de esa manera?!.—no sabía qué tan hondo me había enterrado y no atinaba a contestar nada.—Fuera de mi casa—me cerró la puerta en la cara y me fui de ahí caminando lentamente.
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