Capítulo 10

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A pesar de que es sábado he madrugado para ir al hospital a estar un rato con los niños. No están todos. A Martín por fin le han dado el alta, sin embargo veo caras nuevas. Juego con ellos y me dedico durante toda la mañana a hacerles feliz. El tiempo pasa rápido.

A medio día voy a casa y almuerzo para llegar temprano a casa de María. En el camino pienso en Liam. Hoy vamos a estar juntos.

Llego a casa de María y antes de entrar en el jardín los ojos se me van a la casa de al lado. Miro pero no lo veo. Antes de que me pillen mirando llamo al timbre y es mi amiga la que me hace pasar.

Ahora que me fijo, la casa es muy bonita y amplia. Ya estuve aquí en otra ocasión pero no me fijé en esas cosas debido a las circunstancias. Nada más entrar, a la derecha hay un aparador con un cajón y un bonito espejo. Al avanzar unos pasos nos encontramos con el salón. Es acogedor. Cuenta con una chimenea, en invierno debe ser una gozada encenderla y disfrutar del calor del hogar. Tiene también dos sofás de considerable tamaño y una mesa cuadrada decorada con un limpio jarrón con margaritas. La cocina se encuentra justo al lado. Tiene el tamaño perfecto y al entrar vemos que hay una pequeña terraza para tender la ropa.
En la cocina nos encontramos con su madre que está recogiéndola y preparando café. Subimos a la planta de arriba y vamos directas a su dormitorio. También es de gran tamaño y me sorprende ver que tiene una televisión.

-Venga siéntate, voy a sacar algunos modelitos del armario y tú eliges el que más te guste.

-¿No te importa prestarme la ropa?

-¡Qué me va a importar! Si fuese así no te lo hubiera dicho. Te recuerdo que he sido yo la que te he invitado a venir a mi casa para preparar tu outfit. De hecho, después de haberte mandado el whatsapp me sentí mal.

-¿Y eso?

-Porque luego pensé que podía haber herido tus sentimientos, diciendo que no me fiaba de ti con respecto a tu ropa.

-No te preocupes por eso, la verdad es que nunca me ha interesado ese tema.

-Bueno, pues aquí tienes -me dice mientras va colocando las distintas prendas encima de la cama.

-Ya puedes ir probándote.

Me voy al baño para probarme todo lo que María me ha sacado y salgo porque me parece escucharla.

-¿Me estás hablando? -le pregunto, pero no me oye, está en la pequeña terraza de su dormitorio.

Me escondo rápidamente porque veo que con quien está hablando es con Liam. Cuando terminan entra y me sonríe al verme.

-Nara, estás increíble.

-Gracias.

Al final me he puesto unos jeggins, una camiseta rosa con una calavera de lentejuelas negras y unas bailarinas, también negras, con tachuelas.

-Espera aquí, tengo la chaqueta perfecta para culminar ese look.

Y sale de la habitación. Me dirijo a la terraza y sigilosamente aparto la cortina. Justo en frente está la ventana de su cuarto, pero no lo veo.

-¡Eh, te pillé!

Doy un respingo por el susto. Es María que ya ha regresado y lleva con ella una chaqueta de cuero rosa.

-¿Qué estabas mirando? -curiosea María con una sonrisa socarrona.

-A Liam, quería ver si aún seguía ahí.

-¿Cómo te va con él? Hace tiempo que no me cuentas nada.

En ese momento pongo a María al día de todo lo sucedido entre nosotros dos estos últimos días. Desde el día que me llevó a la cabaña para mostrarme al gatito que se había encontrado hasta cuando nos vio a Alfonso y a mí ir juntos al instituto, sin olvidar el plantón que me dio y que él mismo me había reconocido que no sabía cuáles eran sus verdaderos sentimientos hacia mí.

Mi historia y su historiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora