Mi historia y su historia

Capítulo 15

-¿Por qué estás así?

Levanto la cabeza y me seco las lágrimas con las manos.

-Es por lo que has visto abajo, ¿verdad?

Asiento con la cabeza

-Nara, yo no voy a ser el que defienda lo que Liam ha hecho, pero deberías hablar con él.

-No, no quiero hablar con él -contesto sollozando.

-Si lo evitas no vas a estar mejor.

Con las mangas de mi chaqueta nueva intento limpiar mis mejillas de las lágrimas que la recorren.

-Espérame aquí, voy a traerte un pañuelo.

En mi cabeza no dejo de darle vueltas a todo lo sucedido, sé que la única salida que tengo es que él mismo me cuente lo que ha hecho pero no me encuentro con ánimos.

-Nara.

Alzo la vista y me encuentro con Liam que me ofrece un pañuelo.

-No lo necesito, gracias -le digo secamente.

-Sí que lo necesitas, se te caen los mocos.

Agarro el pañuelo de mala manera sin mirarlo y me los sueno.

-Toma -me dice dándome su sudadera -póntela.

-No la quiero, no tengo frío.

-Es que te has manchado la camiseta y se transparenta.

Resoplo y me quito la chaqueta para ponerme la sudadera, mientras Liam se sienta en el sitio que hasta hace un momento ocupaba Alfonso. Al cambiarme de prenda el olor de Liam me invade.
Permanecemos un rato callados, el silencio me ahoga pero no soy capaz de iniciar la conversación.

-Te estaba buscando, ¿qué es lo que ha pasado?

María vuelve y lleva consigo una camiseta.

-Toma, ¿la quieres? -me pregunta.

-No, gracias María.

-Deberíamos irnos ya, es tarde.

Me levanto con la idea de irme con María pero Liam me agarra de la mano.

-¿Qué quieres? -le increpo.

-Solo quiero hablar contigo y explicarte todo, no quiero que te vayas así.

Me quedo quieta, sin saber qué debo hacer.

-No te preocupes María, yo la llevo a su casa -explica Liam a mi amiga.

-Es que no vuelvo a mi casa, me quedo en la suya a dormir -replico.

-Pues vuelve conmigo y así te puedo explicar lo que ha ocurrido. ¿Tú tienes con quién ir? -pregunta dirigiéndose a María.

-Sí claro, por mí no os preocupéis, yo me vuelvo con Carla.

Finalmente me convence y decido volverme con él.
Los dos salimos de la casa y vamos caminando. Todavía no ha dicho ni una palabra y yo espero a que sea él el que me explique. Lo miro de reojo y camina con ambas manos metidas en los bolsillos. Como me ha dejado la sudadera probablemente esté pasando frío puesto que solo lleva una camiseta de mangas cortas, pero me da igual, que se aguante, de hecho es culpa suya que la noche haya acabado así. Primero me dijo que se iba a celebrar con los del equipo, y vengo a una fiesta y me lo encuentro encerrado en una habitación con una chica. Tengo tanta rabia como tristeza, no sé cómo ha sido capaz de hacerme eso, de hecho no podría decir con seguridad si mis lágrimas son de dolor o de coraje.