- ¿Solo eso? - bueno, ¿no hablo claro?
- Sí, solo eso. - le contesté secamente.
- Ah - contestó aliviada - Si, es que anoche creí que...
- Mira. - dije ya con fastidio. ¿Por qué rayos insistía en hablarme? - Ya dije todo lo que tenía que decirte, ¿si? Ya no molestes. - la corté de una.
- Perdón, solo quería ser amigable. - respondió seria.
- Pues deja de serlo. - no me interesaba en lo absoluto su amistad y de nada le serviría intentar ser "amigable".
- Es todo por hoy. - avisó Candelaria - Espero que te las hayas aprendido todas - se dirigió hacia mí.
- Después de dos horas, sería estúpido si no las aprendiera. - le saqué la vuelta y caminé hacia las gradas donde estaba mi bolsa.
- Mañana te entregan tu uniforme y el viernes tienes que traerlo a clases. - su cara de odio hacia mí era tan divertida.
- Está bien. - le sonreí hipócritamente.
- ¡Amor! - gritó sacándome la vuelta - No voltees Karol. No voltees. - ordenaba mi voz interior. Candelaria solo lo hacía para molestarme y en realidad lo lograba, mas no se lo demostraría.
Tomé mi bolsa, y volteé. Como era de esperarse, Candelaria estaba a punto de tragárselo. Caminé por su lado como si nadie estuviera allí. Sonreí al ver a lo lejos a Ruggero tirado en las gradas, decidida seguí caminando hacia él.
- Hola. - lo saludé sonriente sentándome a un lado de él, quien bebía una enorme botella de agua como si no hubiera un mañana.
No había palabra que describiera mejor la escena que tenía en frente, "sexy". Echó su cabeza hacia atrás, despeinó su cabello y se enderezó para sentarse bien.
- ¿Qué te hice como para que quieras hablarme? - preguntó entrecerrando sus ojos.
- Nada. - mordí mi labio inferior tratando de no reír - Solo quiero ser amigable. - qué ironía, ¿no creen?
- Hay más de trescientas personas en el colegio. ¿No puedes encontrar a alguien más con quien ser amigable?
- Tal vez. - sonreí - Pero...
- Sabes... - me interrumpió - Cuando necesite una falsa "amistad", yo te busco. - se puso de pie y tomó una gran mochila, la puso sobre su hombro y salió del campo.
-Esto será más difícil de lo que pensé- dije en mi foro interno.
Los que no quiero que me hablen, lo hacen. Y el que si me interesa, me rechaza como yo lo hago con los demás.
- Ya no es solo por la apuesta, ahora es personal Pasquarelli.
- Lo veo y no lo creo - se burló Michael con mi nuevo disfraz de "zanahoria".
- Cállate ¿si? - le dije riendo.
- Es que, ¿porrista? - cubrió su rostro con ambas manos - Debe ser un buen plan el que tienes. - se cruzó de brazos.
- Eso espero yo. - sonreí - Si todo sale como lo planeo, mataré tres pájaros de un tiro. - Michael negó con la cabeza - ¿Irás?
- Claro, tengo que ir a verlas.
- ¿Verlas? - le pregunté indignada.
- Sí. - contestó sonriente - ¿Celosa?
- Mucho. - le contesté sincera. Soltó una carcajada para luego abrazarme.
- Tú sabes que nadie te quita tu lugar - me dijo e inmediatamente pasé mis brazos por su cintura encadenándolo a mí.
- No sé qué haría sin ti Michael. - lo solté.
- Ni yo sin ti. - sonrió.
- No me mientas Michael. - reí - Estarías muchísimo más tranquilo sin mí. - era la verdad.
- Pero todo sería muy aburrido. - ambos reímos.
Las clases pasaron rápido. Por donde quiera que pasaba, atraía aún más las miradas con el uniforme, seguro todos pensarían: ¿Karol en las porristas? ¿Con Candelaria? Afortunadamente el llamar la atención no es algo que me ponga nerviosa. Sino mis uñas estarían acabadas. Tanto las porristas como los jugadores portaban el uniforme. Era como hacer una promoción al partido.
Dieron las siete de la noche y ya estaba en mi auto conduciendo hacia el campo del colegio contrario. Ahora tocaba ir de visitantes.
Bajé del auto e inmediatamente la fuerte música me arrolló. Grandes cantidades de personas entraban al campo. Reconocía a algunas gracias a los colores naranja y blanco que vestían, otros rojo con azul que eran los colores del esquipo contrario.
- Llegas tarde. - me reclamó Candelaria.
- Son las siete diez. - le informé - Tú me dijiste que estuviera aquí a las siete quince, ¿no?
- Rápido ve y alístate. - me ordenó.
- Ya lo estoy. - sonreí.
- Tu cabello sigue suelto. - reiteró.
- Si lo sé. - le sonreí nuevamente. Eso la hacía enojar más.
- Claramente te dije que nada de cabello suelto, átalo.
- ¿Y por qué tú y esas gemelas si lo pueden traer suelto? - Julieta y Micaela tampoco traían coleta.
- Porque yo soy la líder, así que átalo. - me entregó un par de listones blancos y naranjas.
- Ya verás que algunas cosas van a cambiar aquí. - le dije amenazantemente, tomando de mala gana los listones. No podía hacer nada, llevaba las de perder. Ella era la líder.
Me dirigí lo más rápido que pude al baño, hasta que logré encontrarlo. Entré y me encontré con Valentina, no puede evitar reír al verla tratar de hacer una coleta en su cabello. Volteó a verme, sonrió tímidamente y regresó su mirada al espejo.
- A ver... - le dije acercándome, solo me miraba con cara de "¿Y esta bipolar?". Tendí mi mano para que me entregara la liga con los listones, hice la coleta en su cabello y de mi bolso saqué un enorme paquete de incaibles, con los cuales ayudé a sujetar los cortos mechones de cabello que se escapaban. Acomodé los listones. - Listo. - le dije y me sonrió.
- Gracias. - dijo aliviada - Me estaba volviendo loca.
- No es nada. - le dije seriamente, mas no llegando a lo frío, digamos con mi tono natural de hablar.
Salió del baño y comencé con mi cabello previamente alisado, rápidamente lo até en una coleta alta, puse los listones y acomodé mi cabello hacia atrás.
HOY SUBO DOS SEGUIDOSSSS, chau 💕
Instagram: ruggarolsevirelli
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Me, myself & I (Ruggarol) TERMINADA.
FanfictionLa envidia de cualquiera de su mismo sexo, y el deseo del masculino. Excepto uno... Por una apuesta para recuperar a su ex, se terminaría fijando en quién muy pronto sería alguien más importante para ella, pero... ¿Qué pasaría si lo pierde? ¿Qué pas...