Capítulo 50

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Me giré en la cama quedando con la mirada en el techo. Toda la noche y todo el día no había podido dejar de pensar en Ruggero, estando con él no me importaba lo que los demás pensaban de mí. Solo me interesaba él, y lo peor es que estaba más que consciente que Ruggero Pasquarelli me volvía loca.

Mi teléfono comenzó a vibrar y ya que lo traía en mi short me sobresalté un poco. "Am" decía la pantalla y una sonrisa se pintó en mi rostro.
- Hola - saludé feliz
- Hola - respondió - ¿Ya estás lista?
- ¿Lista? ¿Para qué? - le pregunté sin entender
- ¿No irás al partido?
- Ya te dije que sin ti no iría - me senté en la cama.
- Cámbiate ya, estoy afuera de tu casa.
- ¿Qué? - casi grité - ¿Y por qué no me llamaste antes Ruggero? - le reclamé.
- Porque no tenía pensado ir, cámbiate ya - repitió
- Está bien, no tardo - mentí, claro que tardaría.
- Hey - dijo antes de colgar - Vestido no por favor - bufé molesta y colgué.

Rápido entré a mi armario y tomé una calsa negra junto a una remera corta esmeralda, más zapatillas blancas deportivas.
Hice una coleta alta en mi cabello y dejé mi fleco recto, solo un poco de delineador negro y brillo labial. Bajé corriendo las escaleras. Salí y me llevé una gran sorpresa, venía en la motocicleta.

- ¿Lista? - preguntó y asentí con la cabeza, ladeó la cabeza indicándome que subiera.
- ¿Iremos ahí? - pregunté en shock.
- Si - contestó sonriendo - No me digas que también le tienes miedo.
- ¡Claro que no! - dije emocionada y corrí a su lado admirando la impecable motocicleta negra.
- Ten - me entregó un casco al igual negro y rodé los ojos, tendría que deshacerme la coleta - Me gusta tu cabello suelto - pasó su mano por mi cintura y me acercó a él.
Era demasiado frío para decir un cumplido, así que cuando decía uno había que agradecérselo muy bien. Aún sujetando el casco pasé mis brazos por su cuello y uní nuestros labios. Me besaba con una delicadeza exquisita. Sus deliciosos labios se acoplaban a la perfección con los míos. Su mano subió a mi mejilla.

- ...Y si mejor no vamos - dijo entre besos
- ¿Estás loco? - pregunté riendo - Yo no me pierdo este paseo en moto - di otro beso sobre sus ahora brillantes labios - Espera... - reí y con mi pulgar saqué los restos de brillo labial de sus labios - Ahora si - me coloqué el casco y me apoyé sobre su hombro para poder subir. En cuestión de segundos ya estaba atada a su cuerpo.

- ¿No te cansas? - preguntó Ruggero mientras subíamos las gradas buscando algún lugar para sentarnos.
- Es peor si nos quedamos abajo parados - le dije volteando a verlo.
- No me refiero a eso - rió - Digo que si no te cansas de esto, de que todos estén al pendiente de lo que haces, de que entras a algún lugar y todos volteen a verte - señaló hacia las ultimas gradas que estaban vacías - Sé que te encanta llamar la atención - se respondió solo - ¿Pero realmente no te fastidias? - reí ante sus rodeos.
- Antes no - dije sentándome a su lado - Ahora tampoco - dije y soltó una carcajada - Pero ya no es algo que me interese - era verdad - Bueno... Solo una en particular - volteó a verme y sentí ahogarme en la profundidad de sus ojos.
- ¿Ah si? ¿La de quién? - ¡Lionel! gritó mi mente.
- La tuya - mi corazón tomó las riendas de mi boca. Negó con la cabeza y volteó la mirada hacia el campo - Aunque te de lo mismo - susurré herida al ser ignorada, le había dicho que solo me interesaba él y solo volteó a ver el césped.
- Nunca dije que me daba lo mismo - ¿No podía voltear a verme?
- Iré por un bote de agua... - me puse de pie - ¿Quieres algo? - le pregunté tímida.
- No gracias - dijo y sacó un fajo de billetes del bolsillo de su pantalón y me extendió su brazo hacia mí para que tomara el billete.
- ¿Qué quieres? - le pregunté y negó nuevamente.
- Para tu...
- No necesito Pasquarelli, yo traigo dinero - me di la media vuelta y bajé las escaleras.

Me, myself & I (Ruggarol) TERMINADA. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora