Capítulo 16

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Entré y la casa parecía aún más grande por dentro que por fuera, la verdad no me extrañaría que al igual que Mariana y Pablo, sus padres serían un mismísimo dulce de leche. Lo que me seguiría extrañando sin duda alguna sería Ruggero y su notoria amargura.

- Mariana, Pablo. - los llamó ya que corrían por la escalera - Quiero que hagan la tarea ahora. - indicó seriamente, no el grosero tono que usa conmigo obviamente - Estaré aquí abajo por si necesitan ayuda. - a pesar de su ruda forma de hablar, me mataba de ternura. Ambos niños asintieron con la cabeza y subieron las escaleras, Mariana agitaba su mano con una enorme sonrisa como diciéndome adiós. Le devolví el gesto. Me giré hacia él y le sonreí.

- Parece que a tu hermana le agrado a pesar de ser plástica y hueca. - solté una carcajada.

- Sólo porque le recuerdas a sus muñecas, no te emociones. - dijo caminando hacia la que supuse sería la sala.

Caminé detrás de él hasta que llegamos a la sala, dejó su mochila en uno de los enormes sillones negros de piel, me senté y puse mi bolsa en mis piernas, sacó el enorme paquete de hojas y lo dejó caer en la mesa de cristal del centro de la sala.

- Ya vuelvo. - dijo y salió por donde habíamos venido.

Me acerqué a la mesa y tomé la guía, tomé de mi bolsa un lápiz para poder contestar mientras Ruggero volvía.

Las preguntas para mi eran fáciles, así que comencé con la primera hoja, rápido la terminé, la segunda hoja igual. Ruggero pasó por el umbral de la puerta en su brazo derecho cargaba un par de libros y con la mano derecha tomaba un ¿cigarrillo? Llevó este a su boca y succionó de este.

- Ten. - dijo entregándome los libros para después exhalar el humo. Yo sólo lo miraba incrédula.

- Vives con dos pequeños - me puse de pie y caminé hacia él - ¿Y fumas dentro de la casa?

- No es algo que te incumba. - volvió a llevar a su boca el adictivo cigarrillo, para después lanzarme el humo en la cara.

- Ruggero... - dije seriamente - Si tú eres un amargado y quieres acortar tu vida con eso... - le arrebaté el cigarro de las manos - no te lleves entre las patas a tus hermanos. - apagué el cigarrillo en la suela de mi zapatos.

- Devuélvemelo. - ordenó molesto.

- Claro. - con un simple tirón lo partí a la mitad y lo puse en la palma de su mano. Cerró con enojo su mano, y volteó a verme asesinamente.

- ¿Por qué no desapareces de mi vida? - dio un paso hacia mí para pronunciar con furia.

- ¿Seguro que... - di un paso hacia él reduciendo nuestra distancia a cero - ... quieres que desaparezca? - nuestras respiraciones se mezclaban debido a nuestra cercanía, y nuestras miradas estaban tensamente conectadas.

Nuevamente yo tuve la iniciativa, y al contrario de la última vez, Ruggero no tardó en responder a mi beso. Pasé mis manos por su cintura dejándolas en su espalda para así atraerlo aún más a mí. Su lengua sin pudor alguno entró en mi cavidad, la recorría libremente y sin duda me encantaba. Me besaba de una forma tan intensa, que simplemente me atontaba. Sus manos masajeaban mi cintura cuando una pequeña risa hizo que nos separáramos bruscamente.

- ¡Si son novios! - dijo Mariana sonriente tapando su boca con sus pequeñas manos como tratando de retener su risa.

Volteé apenada a ver a Ruggero quien estaba rojo, no sé si por la pena o por el coraje. Siendo sincera me asustaba un poco.






















¡Gracias nuevamente por leer! 💙

Instagram: ruggarolsevirelli

Me, myself & I (Ruggarol) TERMINADA. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora