Capítulo 39

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- Hola - escuché detrás de mí ¿Qué Lionel? ¿Ya comienzas a extrañarme?
- Hola - contesté sin importancia
- ¿Cómo has estado?
- ¿Te interesa?
- Oh vamos - alargó - No me trates así - dio dos pasos hacia mí - ¿O qué tu nuevo novio no te deja hablarme?
- No tengo ningún nuevo novio y si te trato así es porque se me da la gana. - enarcó las cejas
- Ah si y entonces ese...
- Mi amor - los tacones de Candelaria sonaban por todo el pasillo - ¿Qué haces hablando con... Ella? - dijo con un gesto de repulsión.
- Nada cariño - le dio un beso en la mejilla y ambos se fueron. ¡Asco!

Terminé de guardar mis cosas en el casillero, y de sacar los libros que necesitaría para las siguientes clases. Me di la media vuelta y me sorprendí al ver a un castaño chico frente a mí.
- Hola - sonrió tímido
- Hola - sonreí levemente
- Christian - se presentó
- Karol
- Si lo sé - rió tímidamente - Oye yo... Quería saber si tal vez tú y yo... - tartamudeaba - Bueno si a ti te gustaría salir conmigo - finalmente terminó la oración.
- Claro - contesté mirando sus ojos color miel
- ¿De verdad? - dijo sorprendido -¡Genial! - sonrió de oreja a oreja -¿Éste viernes está bien?
- Sí, está bien - contesté tratando de sonreír, no me agradaba mucho la idea de salir con el tal "Christian" pero ya veremos cómo reacciona Ruggero y por ende Lionel.

Ultima clase, álgebra. No había nada más aburrido que esto. El maestro simplemente no dejaba de hablar y no dejaba de escribir en el pizarrón, sin duda era un tormento esta clase.
Volteé hacia las últimas filas y ahí estaba Ruggero, su mirada estaba enfocada en el pizarrón pero no estaba prestando atención, estaba más bien perdido.
Fui a las últimas hojas de mi libreta para recortar un pedazo, tomé mi pluma rosa y escribí "Am, ¿Sí me prestarás a tus hermanos?" volteé hacia el maestro para asegurarme de que no fuera a verme y lancé la pequeña bola de papel, logrando que golpeara su mejilla para después caer en el piso. Bajó su mirada para identificar qué era lo que lo había golpeado. Lo tomó del piso y la extendió para poder leer el contenido. Escribió y me regresó el mensaje "No queda de otra, y deja de llamarme Am".

Toqué el timbre y en menos de diez segundos se abrió la puerta dejándome ver la perfecta anatomía de Ruggero.
- Wow - arrastré la expresión - Tú sí que eres un bipolar. - le dije ya que apenas me vio y rodó los ojos como si mi presencia le hubiera arruinado el día.
- ¿Pasas o te quedas afuera? - su tono de "te detesto" había vuelto
- Mejor espero afuera - contesté cambiando mi tono a uno más duro como el suyo.
- Como quieras - se dio la media vuelta pero al parecer se arrepintió y volvió a voltear hacia mí - ¿Por qué saldrás con Christian?
- Pues porque... - estaba por responderle pero no lo hice - ¿Tú cómo sabes eso? - dio un paso acercándose a mí.
- Él me contó - contestó de mala forma. Rodé los ojos. El plan era que se enterara después de haber salido con Christian.
- Pues si... Sí saldré con el - le respondí y me di la media vuelta dándole la espalda.
- No respondiste lo que te pregunte - pensé muy bien lo que iba a decir y nuevamente giré hacia el
- Creí que no te interesaba lo que yo hacía.
- No me interesa - rió amargamente - Sólo que creí que habías dicho que era más fácil contactar al presidente que obtener una cita contigo. - aún lo recordaba.
- Lo sé - contesté sonriente - Pero decidí tomar tu consejo - yo también recordaba sus palabras
- ¿Qué consejo? - preguntó sin entender
- "¿Por qué no nos haces felices a los tres?" - frunció su ceño - Así que no te molestaré más, terminamos el trabajo y ya no hay nada que nos relacione - nada podía salir mal, estaba arriesgando demasiado al decir esto, cruzaba los dedos porque todo saliera como lo había planeado.
- Perfecto. - ¡Mierda! ¿Así nada más? ¿Ni tantitos celos? Perfecto Karol. Te tiraste sola a la hoguera.
- ¡Karol! - se escucharon al unísono las voces de los pequeños - ¿Adónde iremos? - preguntó Mariana mientras me rodeaba con sus pequeños brazos.
- A donde ustedes quieran - le dije devolviéndole el abrazo
- Por un helado, ¿Si? - preguntó y su hermano la secundó con un "Sí"
- Claro - levanté mi mirada y la dirigí hacia Ruggero - ¿Un helado? - le pregunté y sus hermanos voltearon a verlo.
- No - negó firmemente
- Anda, yo invito - le dije sonriente acercándome a él - De despedida... - susurré en su oído
- ¿Segura? - al igual susurró entre dientes - ¿Después de esto me dejarás finalmente en paz?
- Tenlo por seguro.












JAJAJAJAJAJA NINGUNO DE LOS DOS SE LA CREE

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Me, myself & I (Ruggarol) TERMINADA. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora