Capítulo 22: Vernos de nuevo.

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Desde el día en que recibió la sentencia por el pecado que cometió, solo le quedaban veinte días de vida según el calendario mortal y aquella manchas negras que cubrían sus alas. Sin embargo, ella aún no se daba por vencida en su búsqueda. Necesitaba verlo antes de sumirse en un sueño del que nunca despertará. Ella, hacía nada más tres días que había llegado a la ciudad de Magnolia ¿Por qué había ido a aquel lugar? La respuesta era simple ella sabía que él estaba allí, en algún lado aún no lo encontraba pero, sin duda alguna, ella esperaba hacerlo antes de que su vida llegará a su fin. Los días pasaban y desde que llegó a la ciudad ya transcurrían un total de siete días, el único avance importante realizado fue el verlo desde lejos cuando este pasaba por la Catedral Kardi de camino a algún bar o de regreso a su casa. Los siguientes días no fueron muy distintos, la adorable Ángel no tenía el valor necesario para acercarse al joven pelinegro cada vez que este pasaba cerca de la catedral o entraba en la misma todos los días a primera hora de la mañana. Pero esto cambió cuando llegó el día en que sus alas, las cuales cumplían la función de calendario y reloj vital comenzaron a marcar los últimos tictacs de la vida de aquella Angel, quien fue expulsada del cielo por haberse enamorado del humano que debía guardar de todo mal.

El último día de vida del Ángel fue el más hermoso que ella había visto desde que fue expulsada de su hogar en el cielo, lo mismo sucedió con las horas de la tarde siendo el único cambio, notorio, de que su final se acercaba el que sus alas comenzaran a de cubrirse de negro quedando solo unas cuantas plumas aun blancas y las horas nocturnas fueron igual a las horas diurnas solo que el cielo era iluminado por una hermosa luna llena acompañada por millones de estrellas. En esa hermosa noche, vio cómo el humano, al que amaba y por el que había sido expulsada entraba a la catedral, algo que no era normal en él, observó cómo tomaba asiento en uno de los bancos más alejado del edificio estuvo allí por unos minutos hasta que se volvió a poner en pie y atravesó toda el lugar hasta llegar la salida trasera del mismo el cual dada a un pequeño jardín. Ella sin pensarlo dos veces lo siguió, trato de no hacer mucho ruido al caminar, una vez que ambos estuvieron en el centro del jardín ella lo llamó una vez, dos, tres veces pero su voz se negaba a salir.

Respiro unas cuantas veces y volvió a intentarlo un vez más.

–Gray...–Dijo en un susurró apenas audible, pero fue suficiente para captar la atención de aquel joven, el cual poco segundos después se giró y la vista ante él lo dejó totalmente sorprendido pues no todas las noche se encontraba a una linda joven con alas de Ángel, en su mayoría negras y solo unas cuantas blancas.

– ¿Qué? ¿Quién...? –Preguntó este.

Ella soltó un pesado suspiro. Y luego dijo:

–...Soy un Ángel expulsado del cielo– Dijo mordiendo su labio inferior para contener el dolor por el cual estaba pasando.

–Oye ¿Estás bien?– Preguntó nuevamente Gray acercándose al Ángel. Una vez que estuvo lo bastante cerca de la joven este, y viendo como ella estaba a punto de caer al suelo, la cargó al estilo princesas y acto seguido la llevó al interior de la Catedral. En donde el Ángel casi sufrió un colapso debido al dolor.

Minutos después de que se recuperara continúo hablando.

–Fui expulsada del cielo por haberme enamorado del humano que debía cuidar toda su vida...Ese humanos eres tu– Tosió un poco– Yo fui designada como tu Ángel Guardián hasta que él, el Supremo Ángel, supo que me había enamorado de ti y llamó a un consejo con todos los líderes de las distintas facciones de ángeles y en aquel consejo se tomó la decisión de expulsarme...–Dijo ella sin percatarse de que había comenzado a llorar y de que las últimas plumas que aún se conservaban blancas se cubrían d negro rápidamente. Por otra parte, el muchacho pelinegro escuchaba atento todo lo que ella le decía y aunque quiso interrumpirla aquella joven se le adelantó pidiéndole algo que quizás no pudiera hacer jamás.

–...Gray cuando, cuando yo desaparezca en unos cuantos minutos, por favor prométeme que harás todo lo posible por olvidarme ¿Sí? –Decía ella con una respiración irregular– Sigue con tu vida olvídame ¿De acuerdo?...El poder haberte visto y confesado mis sentimientos me hace feliz...–Suspiro pesadamente– Pero por favor, promete que vas a olvidarme y ser feliz con una humana que te quiera y sobretodo que te amé– Pidió la joven cerrando su ojos por algunos segundo como si con eso lograra reunir fuerzas para seguir hablando–...A-antes d-de irme quiero....Darte esto– Logró decir la Ángel y con un esfuerzo más sacó de su boina, la cual siempre había tenido en sus manos, una nota y en el momento justo que él tomó esa nota ella desapareció de los brazos de Gray.

Desde esa particular noche ya han pasado algunos añosy el muchacho pelinegro nunca dejó de ir a la Catedral Kardia, siempre iba enel mismo horario que se encontró con aquella joven Ángel, con la únicaesperanza de poder verla aunque fuera un momento nada más. Siendo sincerosaquellos Ángeles que desaparecen por tener un sentimiento de amar románticohacia a un humano, a veces vuelven a la vida pero como mortales y este es elcaso del Ángel de la Guardia de Gray, la cual solo recuerda algunas cosas desu antigua vida como Ángel y por eso en esta noche de luna llena ambos jóvenesse encontraron en el mismo lugar que se separaron y esta vez no hay límite detiempo para que Gray y Juvia estén juntos.

De la A a la Z (26 one shot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora