Hoy nos esperaba un día rural, según Sheila un día de respirar aire puro, pero al resto de la casa nos daba una gran pereza el andar entre piedras y troncos.
Me puse casi a regañadientes las deportivas y salí de mi habitación cerrando la puerta detrás de mí, abroché mi camisa y bajé las escaleras.
Después de un desayuno al aire libre tocaba recoger y lavar platos, según el bonito horario que YO había escrito y colocado en la nevera hoy a mí no me tocaba pasar a limpiar por la cocina, pero por piedad, compañerismo o más bien por la salud general de la casa decidí ayudarles con la limpieza y organización de los platos, mis compañeros no eran de los mejores pero al menos conocían el jabón para platos.
Para romper el silencio Alex trató de preguntar algo pero cuestionó la peor pregunta en ese momento
-¿que tal habéis pasado la noche?- dijo inocentemente mientras secaba torpemente una taza con decorado de panda
-bien, normal y... ¡ten cuidado con mi taza!- traté de cambiar nerviosamente de tema pero nada, como si se lo dijera a lad macetas
-¡¿normal?!- dijo mirándome Conejo entre risas con un tono casi ofendido por mi comentario
- tampoco a sido nada del otro mundo- le respondí mirándole mientras enjuagaba un plato
-bueno, es verdad tampoco fue gran cosa- dijo mirando el techo despreocupado, y está vez fui yo la que se ofendió
Entre nosotros había mirabas divertidas y llenas de significado
-solo había preguntado si habías dormido bien.....- la cara de Alex era digna de un cuadro
Ambos echamos a reir mirando la cara de incomprensión de Alex, no sabía nada de lo que le hablábamos y estaba totalmente desubicado
Cuando recobramos el aliento saqué mis manos del agua y las sequé.
-vamos chicos en marcha, nos espera un cansado día de pisar piedras-
-menuda ilusión- dijo ironicamente Alex mientras esperaba a que conejo saliera de la cocina para apagar la luz
(...)
-¿todo listo?- dijo gritándole desde la puerta hasta el coche a Diego
-¡sí jefa!- le respondió él poniendo su mano como un soldado saludando a su general
-¡vanga niños recuento!- dijo Edu a carcajadas cerrando el maletero cargado con sombrillas,tumbonas y como no una deliciosa mega tartera llena de comida y bebida
-menos cachondeo chaval- dijo Ferran colocando su gorra y señalando a Edu con el dedo
Estabamos todos fuera en fila haciendo cuentas de que llevaramos todo y no nos dejáramos nada inprescindible en la casa
-parecemos putos scouts- dijo Ferran con las manos en los bolsillos
-pues que yo sepa los scouts no tienen esa boca- replicó Edu con una cara muy larga
-claro que si mami- dijo Ferran haciendo que su voz sonara más aguda
-buff menudo tonto- rió Conejo
-venga a callar todo el mundo y subir al coche- dijo Sheila abriendo la puerta y arrancado en coche
-mamá gato a hablado- dijo Diego mientras subía al coche junto con los demás
(...)
No fue un viaje muy largo pero lo justo para que yo me durmiera, no se que tengo con los coches que es montarme y quedarme dormida
-vamos pandita- levanté la mirada y vi los dulces ojos de Conejo -buenos días- rió
Me despejé al sentir el dulce airecito que corria en donde quiera que estuvieramos
-¿¡preparados para la aventura scouts de imitación!?- gritó Sheila encima de una piedra que había en medio del río
¿¡Como narices había llegado ahí!? Por la cara que ponían todos los demás se veía que también se preguntaban lo mismo que yo
Madre mía, me da que hoy va a ser un día movidito, ¿pero yo tengo como mejor amiga a una persona normal o a una cabra montesa?
Estoy muy impresionada por estas más de 1000 lecturas, cuando empezé con esta pequeña historia jamás me imaginé esto, pero esto no es nada sin vosotros, mis queridos lectores que seguís esta historia que hoy está en sus inicios pero que quién sabe donde acabará.
GráciasPaula Vivas García: una principiante escritora con mucho que contar.
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A 699 kilómetros de ti
Teen FictionDistancias, números que nos dicen donde ir, donde estar y donde terminar, números que a veces ahogan nuestros sueños o ponen murallas para no poder alcanzarlos, pero sobre todo son números que marcan deseos, ilusión y confianza