-¡Joder! -se quejó Thomas y yo abrí mis ojos que habían permanecido cerrados.
-¿Thomas? Oh Dios mío -me acerqué a él y le ayudé a sentarse en la cama, le había estampado la lámpara cerca del hombro, por suerte mi puntería era pésima cuando tenía los ojos cerrados.
-¿Por qué has hecho eso? -preguntó y me tomó de las manos, haciendo que me sentara junto a él.
-No sabía que eras tú y me has asustado.
-He llamado al timbre antes de entrar -se excusó y rodé los ojos.
-Como querías que supiera que eras tú, ¡Haberme gritado que habías entrado! -Thomas se echó a reír.
-Eres peligrosa con una lámpara, imagínate con una sartén o un bate -sonreí y Thomas acarició mi mejilla y colocó un mechón de pelo detrás de mi oreja-. Había ido al hospital para hablar contigo sobre lo de anoche y Josh me dijo que fuera hablar con Lena, me ha explicado lo de la pesadilla y me ha dejado sus llaves.
-No tenía cuerpo para ir a trabajar -murmuré y Thomas me abrazó-. Siento haberte presionado anoche -maldita Lena y sus puntos de vista.
-Yo también quería disculparme, no medí mis palabras y me arrepiento mucho, no quiero perderte -susurró y yo me acerque más a él.
Alcé mi cabeza y uní mis labios con los suyos.
-Me alegro de que hayas venido -susurré contra sus labios.
-Y yo de haberlo hecho -unió de nuevo nuestros labios y nos tendimos sobre la cama sin romper el beso.
Thomas me trajo la paz que en ese momento tanto necesitaba, sus labios me apaciguaron y no se en que momento me quedé dormida, solo recuerdo despertar entre sus brazos.
-¿Quieres tomar algo? -le pregunté algo somnolienta aún, él negó.
-En verdad me gustaría llevarte a un sitio -sonrió y yo le miré interrogante.
-¿A dónde?
-Es una sorpresa -se levantó de la cama y me guiñó un ojo antes de salir de la habitación.
Como aún llevaba el pijama me cambié de ropa poniéndome una blusa blanca con unos vaqueros ajustados, apenas me maquillé y después me peiné.
-Ya estoy -Thomas sonrió y me tomó de la mano, encendí mi móvil el cual había permanecido apagado y avisé a Lena y a la señora Johnson de que me había ido con Thomas.
-¿Cuando me presentarás a ese jovencito? -me insistió la señora Jonhson.
-Prometo llevarlo un día a cenar -reí y ella pareció conforme.
-Bien, porque alguien debe dejarle las cosas claras y espero que tome protecciones, ¡Lena sería una tía desastrosa! -Thomas rió, al parecer lo había oído
-Tenga un buen día señora Johnson -colgué sonriente, habíamos subido al coche de Thomas y conducía hacia las afueras.
-¿Es peligrosa? -preguntó Thomas riéndo.
-Yo no la haría enfadar -le respondí y él sonrió.
Su mano se entrelazó con la mía que estaba en mi regazo y no la soltó. Le hice caricias y recorrí las líneas de sus manos, me había acostumbrado a hacerlo cuando nos quedábamos a solas, he de admitir que cuando no llevaba la camiseta y estábamos abrazados era mucho mejor que simplemente en el coche, pero lo disfrutaba igual.
-Llevaba un tiempo pensando en esto -comentó Thomas después de haber estado una hora más o menos conduciendo.
-¿Dónde estamos? -pregunté desorientada.
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Una Humana Para El Lobo
LobisomemLeire; una simple humana. A sus escasos veinticinco años, es una joven enfermera con una vida lo que se podría denominar, normal. Thomas; un hombre lobo, o licántropo como otros prefieren referirse a él, que impresionado por la vida de los huma...