Capítulo 24.

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Todos estaban ya sentados en la mesa, la señora Johnson estaba situada a un extremo de ésta y charlaba con Martin. Josh se dirigió junto a su pareja y se sentó sonriente a su lado.

-Creí que me habías abandonado -me susurró Thomas cuando tomé asiento entre él y la señora Johnson.

-No tendría mucho lugares donde esconderme -le sonreí y besé cortamente sus labios.

-Ahora que estamos todos -la señora Johnson nos dirigió una mirada con un toque de reproche a Josh y a mí-, podemos empezar.

Y dicho esto todos empezamos a servirnos la comida que adornaba el centro de la mesa. El ambiente fue al principio algo tenso y silencioso. Lena trató de entablar conversación con Alan y la señora Johnson. Thomas y yo nos unimos a ellos poco después. Josh y Martin fueron los últimos pero la conversación se volvió alegre y divertida. Guardé silencio durante un buen rato admirando a mis dos mejores amigos, parecían felices.

-¿Todo bien? -me preguntó Thomas, los demás estaban absortos en su conversación y no repararon en ello.

Asentí.

-Sí, no es nada -y no lo era, pero por alguna razón no me sentía feliz del todo. Mis amigos tenían a sus parejas junto a ellos, pero Lena apenas miraba a Josh. 

-Acabarán arreglándose, ya lo verás -me sonrió Thomas adivinando mis pensamientos y traté de imitarle, me dolía verles así.

-¿Entonces en qué trabajas Alan? -La señora Johnson se dirigió al chico de tez oscura sentado al lado de Lena.

-Soy abogado -sonrió el chico-. Sigo el legado familiar.

-Así que un abogado -la señora Johnson le guiñó un ojo a Lena de forma muy poco discreta, la rubia frente a mí se sonrojó-. ¿Y tú, Martin? -El chico de cabellos anaranjados sentado junto a Josh enfrente de la imponente mujer sonrió levemente algo nervioso.

-Yo soy ginecólogo -vi a Lena sonreír, la situación le divertía por lo que se llevó una patada por debajo de la mesa y una mirada de reproche por mi parte.

-Vaya Cristóbal -sonrió con picardía la mujer-, veo que tienes muy buen ojo con los hombres.

-¿Y en qué hospital ejerces? -comenté yo antes de que la señora Johnson espantara al pobre Martin.

-Trabajo en el hospital cerca del centro de la ciudad -asentí pensativa, ese hospital solía estar muy atareado. Casi no tenía relación con su personal.

-Veo que sabéis elegir bien -la señora Johnson dirigió una mirada cargada de picardía a mis dos amigos.

-¿Insinua usted que yo no soy un buen partido? -Pronunció Thomas divertido y con falsa desilusión en dirección a la dulce mujer.

-Tú no cuentas -lo calló la mujer con un ágil movimiento dejando a éste pasmado ante ella, yo reí junto a los demás.

-¿Te hace gracia? -me preguntó sorprendido- ¡No es gracioso! -Chilló con el ceño fruncido y yo le acaricié la nuca tratando de calmarle.

-Eres más escandaloso que una parturienta querido -sonriente volvió a acallarle la señora Johnson.

Thomas calló resignado y molesto. Deslicé mi mano sobre la suya y bajo la mesa la entrelacé.

-Solo quiere molestarte -le susurré para después de darle un meso en la mejilla y tratar de alentarle con una sonrisa.

Thomas me devolvió levemente la sonrisa y siguió comiendo con nuestras manos entrelazadas.

-¿Las comidas son siempre así? -Escuché que Alan le susurraba a Lena.

-No sabes donde te has metido -Le respondió Lena y los observé a los dos sonreír.

-Sabe que se ha pasado con Thomas antes -le recriminé a la mujer más adulta de aquella sala mientras recogíamos algunos de los platos.

-Oh venga ya -rió la mujer bajo mi atenta mirada-. Vamos deja de mirarme así -dejó de reír mientras yo seguía mirándola fijamente-. ¡Está bien! -rodó los ojos- Me disculparé con él -sonreí conforme antes de marcharme a ayudar a mis amigos.

-¿Qué clase de magia oscura has utilizado? -los brazos de Thomas me rodearon desde atrás y sonreí dejando caer mi cabeza hacia atrás, en su pecho.

-No sé de qué hablas -mentí con una sonrisa, sentí sus labios en mi mejilla antes de girar mi cabeza y encontrarme con su mirada a mi lado, sus brazos seguían entrelazados sobre mi estómago.

-Ya lo creo que sí -sonrió-. Quiero saber como has conseguido que la señora Johnson se disculpe conmigo.

-Armas de mujer -sonreí antes de besar lentamente sus labios.

Nos encontrábamos en la cocina, Thomas me había sorprendido mientras dejaba el último plato en el estante. Entre todos no tardamos más de unos minutos en recoger toda la mesa. Lena, Alan, Josh y Martin estaban sentados en la mesa charlando sobre algo mientras que la señora Johnson se había retirado momentáneamente a su habitación.

-¡Leire teléfono! -escuché a Lena gritar, me separé de Thomas y juntos nos dirigimos al comedor donde Lena hablaba por mi móvil con alguien.

La sonrisa se borró de su rostro y sus facciones se tensaron. Alan, que tenía un brazo sobre sus hombros, también notó que algo no iba bien y dejó de charlar con Josh para dirigir su atención totalmente a la rubia.

-¿Estás bien? -Le preguntó pero ella solo se limitó a murmurar unas cuantas palabras sueltas al aparato mientras trataba de calmar su propia respiración.

-Ahora mismo vamos -pude entender antes de que dejara mi móvil sobre la mesa.

Lena se levantó y comenzó a caminar de un lado a otro dando grandes zancadas acompañadas de profundas respiraciones. Me acerqué a ella y la detuve sujetándola por los hombros.

-Lena -la llamé pero ella tenía la mirada perdida-. Lena -volví a llamarla zarandeándola levemente, ella me devolvió la mirada.

-Leire -susurró al borde de las lágrimas.

-Tranquila, tranquila -traté de calmarla acercándola a mí.

La sala se había sumido en un completo silencio.

-J-j-j -tartamudeó.

-¿Que está mal Lena? -le pregunté con un temblor en mi voz que no pude disimular.

Cuando la rubia me miró y una lágrima se deslizó por su mejilla, algo en mí se rompió. Antes de que ella me confirmara las malas noticias yo ya las había sufrido dentro de mí.

-Juliet -consiguió pronunciar.

-¿Qué le pasa a Juliet? -Josh rápidamente se acercó a nosotras y encaró a la rubia- ¡Habla!

-Josh tranquilizate le pedí con el corazón en un puño.

-Está en el hospital -murmuró Lena entre pequeños sollozos que trataba inútilmente de controlar-, ha ingresado inconsciente.













Una Humana Para El LoboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora