-Vas a marearme con tanta vuelta -Lena pronunció y yo la fulminé con la mirada deteniéndome en mi lugar y cruzando los brazos.
-No te irás a rajar ahora, ¿Verdad? -Josh preguntó y me volví hacia él.
-¿No? -más bien pregunté y Josh me observó divertido.
-Thomas llegará en cualquier momento -Josh se llevó un puñado de palomitas a la boca, ambos estaban sentados en mi cama.
-Y no puedes dejarle plantado a estas alturas -Añadió Lena.
Literalmente me encontraba temblando frente a ellos, y estaba a punto de sufrir un ataque de nervios.
Josh se levantó y le pasó el gran bol de palomitas a Lena.
-Todo va a salir bien -me abrazó por los hombros y expiré.
Antes de que hablara el timbre sonó y Josh corrió a abrir.
-Creo que voy a vomitar -murmuré sintiendo las náuseas aparecer.
-Es normal los primeros meses de embarazo -La mato.
-¡Idiota! -chillé dándole una patada a la rubia.
-¡Leire tu hombre! -Oí a Josh gritar y me dirigí a la puerta, dónde Thomas me esperaba, Lena se sobaba la pierna mientras decías algo sobre como deshacerse de mí.
Él llevaba unos vaqueros ajustados y una camisa que le quedaba demasiado bien, Thomas me sonrió y se fijó en el vestido que Josh y Lena me habían obligado a llevar; me llegaba por los muslos y la falda tenía un poco de vuelo, era de un azul marino y solo tenía un tirante de varios centímetros.
Me sonrojé ligeramente y él se acercó para besar levemente mis labios.
-Hacedlo fuera de mi vista, por favor -Lena dramatizó y yo me separé de Thomas para tomarlo de la mano y guiarlo fuera.
-No me esperéis despiertos -me despedí.
-¡Pasadlo bien! -Oí la voz de Josh y sonreí.
-Estás preciosa -susurró Thomas en mi oído y yo le sonreí coqueta.
Uní nuestros labios y Thomas me sostuvo junto al coche, mis manos estaban entrelazadas en su nuca y le proporcionaban pequeñas caricias.
-¿Vamos? -le dije cuando nos separamos y él asintió con una sonrisa de lado.
Nos acomodamos y Thomas condujo hacia las afueras de la ciudad. A medida que nos acercábamos al restaurante dónde habíamos quedado con su padre mis nervios aumentaron más si podía ser.
Llegamos y Thomas rodeó el coche y me ayudó a salir de él, no soltó mi mano y me guió al interior de aquél lugar al que nunca había ido.
-No has dejado de temblar en todo el viaje, ¿Todo bien? -asentí como pude y Thomas apretó mi mano- No tienes porqué hacerlo.
-Solo estoy algo nerviosa, no te preocupes -Thomas asintió y caminamos hacia el interior del restaurante.
Un camarero nos instaló en una mesa, después de entregarnos las cartas y servirnos una copa de vino se marchó.
-Mi padre me ha dicho que se retrasará y he pensado que podíamos aprovechar para tener nuestra cuarta cita -sus mejillas se sonrojaron levemente y yo sonreí inconscientemente.
Mis nervios amainaron y lo pasé de maravilla con Thomas, pronto haría medio año que nos conocimos y el tiempo a su lado se me había pasado volando.
Estaba riéndome de uno de los comentarios de Thomas cuando un hombre de unos cuarenta y tantos se aproximó a nosotros sonriente.
-Siento el retraso -Thomas se tensó ligeramente y yo le tomé de la mano, su padre no tomó asiento-. Pago yo para compensar la espera y, si queréis, podemos ir a tomar algo a una cafetería aquí al lado.
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Una Humana Para El Lobo
Manusia SerigalaLeire; una simple humana. A sus escasos veinticinco años, es una joven enfermera con una vida lo que se podría denominar, normal. Thomas; un hombre lobo, o licántropo como otros prefieren referirse a él, que impresionado por la vida de los huma...