Querida ex mejor amiga,No quedamos juntas en nuestro salón aquel año, pero quedé con una amiga de nuestro grupo y tú con dos. ¡No estábamos solas!
Pero yo en aquel entonces era muy inocente, era una niña que no podía ver el mal en nadie y defendía a toda persona, por mala que fuera. Pensaba que todas las personas eran buenas y deseaban nuestro bien. No pensaba que alguien pudiera ser tan malo. Solo en los libros había malas personas como Voldemort o el presidente Snow.
Aquella amiga que quedó como mi compañera era una víbora. Y fue uno de los mayores errores que he tenido en mi vida.
Era una persona que odiaba al mundo y pasaba burlándose de las demás personas. Sin darme cuenta me convertí en alguien como ella, me burlaba de los demás en silencio, sin que se dieran cuenta de ello. Nuestra mejor amiga, aquella que se pasó de colegio… dejó de ser siquiera mi amiga.
Ella se burlaba de mí y yo la perdonaba. Me dolía lo que hacía, pero la perdonaba por dos motivos:
1. Si no la personaba, me quedaba sola en el salón.
2. Ella también se quedaba sola, y aunque fuera mala, yo no quería ser mala con ella.
En aquel entonces hiciste amigas en tu salón, por lo que nuestro grupo pasó de ser de cinco amigas, a siete. Empecé sintiéndome bien, todo iba bien, pero me uní mucho a la que era mi compañera y terminé estando en el grupo por estar contigo. Y mi compañera por estar conmigo. No hablaba con ninguna de las restantes del grupo, inclusive me sentaba un poco lejos de ellas, y no les hablaba en todo el día. No me sentía parte de nuestro grupo.
Me sentía triste. Me sentía solitaria, y lo sabías. A ninguna de las restantes les agradaba mi compañera y sabían que yo seguía con ella por las simples dos razones que ya te mencioné. Empezaron a apartarse de nosotras con el propósito de alejarse de ella, sin darse cuenta se apartaron también de mí.
Nuestro colegio por el hecho de ser privado, no consta de comedor. Lo que tiene, como bien sabes, es una soda. Todos los días, por cuestiones de que nuestros salones lógicamente no tienen la misma distancia de la soda, a veces tú y tus compañeras llegaban primero y otras éramos mi compañera y yo.
Los días que mi compañera y yo salíamos primero de la soda, nos sentábamos en nuestro lugar de siempre: el pasillo. Pero cuando llegaban tus compañeras, ellas se sentaban al lado contrario. Por el contrario, cuando ellas llegaban primero, nos sentábamos con ellas. Tú nunca me creíste que eso pasaba, pensaste que éramos nosotras las que nos sentábamos aparte y me lanzabas miradas feas. Hasta que un día lo viste con tus propios ojos, viste donde estábamos mi compañera y yo sentadas, donde las cuatro nos vieron, y se sentaron aparte. Finalmente me creíste.
Intentaste unirme más al grupo, a interactuar con ellas. Y lo ibas logrando, hasta que un día mi compañera faltó a clases. Ese día, en recreo de desayuno no te sentaste con nosotras, te fuiste a caminar con una de las cuatro. Al almuerzo fui la primera en llegar. Me senté sola, esperando que llegaran.
Pasaron cinco minutos y no llegaban, tenía miedo de que no llegaran, de que me quedara sola.
Diez minutos.
A los trece minutos fui consciente de que ese recreo me iba a quedar sola, y unas compañeras que se sentaban cerca a nuestro lugar me invitaron a sentarme con ellas. Ese día incluso la pasé mejor que cuando estaba con nuestro grupo, increíble, ¿no?
Fui a caminar con dos de ellas y te vi junto con nuestro grupo de lejos. Decidí ignorarte, pero llegaste hacia mí y me preguntaste si podías hablar conmigo. Te ignoré e incluso llegué al pasillo nuevamente, y me senté. Te sentaste en frente mío y volviste a preguntar lo mismo. Ignoraste si iba a responder o no y dijiste: “Esther terminó con su novio, por eso estábamos abajo. Él empezó a gritarle cosas muy feas, recuerde que él la agredía. Nos quedamos abajo por eso, todas empezamos a llorar porque le dijo cosas muy feas. Yo no sabía que Viviana no había venido a clases, no tenía idea.”
Yo sabía que debía haber sido difícil para Esther, es decir, su novio la agredía. No era una relación saludable, pero en ese momento eso no me importaba. Mis ojos se aguaron y te dije: “¿Y no pudiste decirle a alguien que estuviera cerca que me buscara para que supiera dónde estaban e ir?”
Dijiste que lo sentías, que en el momento no pensaste en mí y que ninguna lo recordó. Lo único que pude hacer fue ponerme de pie, correr al baño y llorar.
Tuve la pequeña esperanza de que corrieras detrás de mí, que me alcanzaras, que te sentaras conmigo en el baño y me abrazaras. Después de que me encerré en el baño, escuché unos pasos, personas corriendo detrás de mí. Pero no eras tú, era una compañera de clases que jamás pensé hubiera corrido detrás de mí. Me desahogué y le conté todo, lloré en su hombro. En ese momento esa persona se volvió alguien muy importante para mí y en el presente es una de las pocas amigas que se han quedado conmigo a pesar de mis caídas.
Ese día también tuve que haber cortado nuestra amistad. Pero nuevamente, no lo hice.
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Querida ex mejor amiga
Short Story"Nunca imaginé un mundo donde no fuéramos amigas." Esta historia va a todas aquellas personas que perdieron una mejor amiga.