Capitulo 16: elegida entre mil

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No tengo ganas de salir, tampoco de contestarle el teléfono a Aaron. He estado todo el día tomando té y leyendo, más bien, releyendo libros. Trato de despejar la mente en la lectura pero no logro dejar de pensar en aquella sensación que Aaron me hizo sentir. Camino de lado a lado en la sala de estar y un cosquilleo extraño no deja de hostigar  todo el cuerpo. ¡Dios! necesito aclararme ya. Sigue llamando y harta de escuchar timbrar el móvil lo apago. Trato de adelantar algo de trabajo en la casa y asi despejarme un poco. Pasan cuatro horas y golpean la puerta, no espero a nadie y extrañada voy a ver de quién se trata.

— Hola

Aprieto los dientes

— Hola

— ¿Puedo pasar?

Estoy en fachas menores y el pide entrar, me muero de la pena pero que remedio, lo dejo pasar y cerrando la puerta pregunto

— ¿Que quieres?

— Hablar, Lara no entiendo tus celos con Diana. Mucho menos entiendo tu actitud infantil de no contestar el móvil

— No ha sonado

— Aja y yo naci ayer

Trato de no verme nerviosa y sirviendo un poco de agua en un vaso de vidrio azulado encojo los brazos desentendida

— No quería hablar, tenía dolor de cabeza. Dime, ¿Como te fue en el tribunal?

Ceñudo responde

— ¿Como sabes que estaba en el tribunal Lara?

Es que soy idiota, bruta y tonta. Se me escapa todo de la mente. Algo tartamuda intento inventar algo que suene mas o menos convincente pero es ridículo, Aaron no es tonto. Me cuenta de lo que ocurrió en el tribunal, logró ganar el caso según él gracias a una abogada que se apareció con los honorarios pagos. Al escuchar que ha logrado ganar el caso me sonrio, valio la pena buscar a esa licenciada hasta por debajo de las piedras, quería la mejor y la mejor encontré.

— Fuiste tu cierto...

— Eso que importa, no tiene relevancia

— Si la tiene Lara, esa licenciada cuesta una fortuna

Encojo los hombros

— ¿Y? El dinero es lo de menos, ya tienes a tu hija sin temer a que te la quiten. Deja de complicarte la vida

Me mira, no deja de hacerlo y eso me pone algo nerviosa. Quisiera saber que pasa por su mente, que piensa, que desea para mirarme así. El silencio se torna incómodo y trato de remediarlo. Sonrio y busco tema de conversación, realmente estoy hablando estupideces, joder no me habia dado cuenta que digo mil estupideces por minuto cuando estoy nerviosa. El no habla, solo me observa y me jode que no diga nada.

— ¿No piensas decir nada?

— ¿Qué quieres que diga?

— Pues no sé, lo que estás pensando, o cualquier cosa pero no te quede callado

— ¿De verdad quieres saber lo que pasa por mi mente en estos momentos?

Oh dios, ay santo no logro acertar ni una. Quiero saber pero a la misma vez me aterra la idea de que lo que diga sea algo inapropiado. Me quedo callada y aun así se acerca a mi casi abalanzándose sobre mí. Besa mi cuello y susurra incitante

— Por mi mente en estos momentos recorre la fantasía de volver a ver tu cuerpo desnudo y esta vez rozar mis labios por cada centímetro de piel. Tocarte sintiendo como se te enchina la piel mientras y miedo poco a poco se transforma en placer.

Me robaste la Razón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora