Capítulo 27: Una enimga menos

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Miro cada detalle de Media Luna y una sonrisa se me refleja en el rostro. Aaron me acompaña a ver el penthouse y al entrar miro todo e inspecciono los acabados. Aaron atiende una llamada mientras miro el paisaje desde el balcón. Me reposo sobre el barandal y por un momento cierro los ojos. Necesito que mi mente deje de pensar por un solo instante pero no lo consigo. Me sorprende por la espalda y besando mi nuca comenta

— ¿Algo que quiera aportar al proyecto licenciada Ivanova?

— ¿Cuando se inaugura?

— El próximo mes. Ya he hablado con el departamento de publicidad y mercadeo.

Digo que si con la cabeza. Me quedo callada y tenerlo tan cerca me descontrola. Su aliento acariciar mi cuello y ese aroma que siempre lo acompaña me hipnotiza. Trago saliva y comento

— Vale, entonces todo queda a cargo de publicidad. Ya debemos irnos

— ¿Cuanto vale este penthouse? 

— Dos a tres millones de euros más o menos. ¿Por?

— Nada, por saber. Solo haces condominios de lujos para gente adinerada. Ni en sueños podría pagar esto.

Me volteo y cruzándome de brazos arqueo una ceja

— Mi empresa se dedica a los complejos y condominios de lujo. Pero para tu información hace dos años atrás hice un proyecto igual a este que financie yo con mi dinero personal y costó alrededor de quinientos millones de euros. Vendí los apartamentos a gente de escasos recursos solo al diez por ciento de lo que en realidad vale cada apartamento. Si recupere cinco millones fue mucho. Investiga antes de hablar.

Sonríe y besando mis labios replica

— Cada vez me sorprende más licenciada Ivanova, me encanta cuando se pone pelionera, me excita

— No digas eso

— ¿Por qué no?

— Pues porque no, porque no quiero, porque me pone…

— ¿Te pone que?

— ¡Ay ya! Soy tu jefa y tú mi empleado y me tienes que obedecer.

Reposa su brazo en la pared encerrándome en un rincón y mirándome algo maravillado contesta

— ¿Sabes lo que deseo hacerle a mi jefa?

— No me interesa lo que quieras hacerle. Ahora vámonos

— Deseo desvestirla lentamente mientras veo como se sonroja y sus mejillas arden. Quiero tocar su piel y sentir como se le enchina— Sonríe — Deseo secar su humedad para luego volver a humedecerla sin perder de vista sus ojos oscurecidos, sus labios mordiéndose y su mirada inexperta pidiendo a gritos una lección de placer.

— Ya cállate — Pido acalorada

— Deseo estremecer su interior mientras me entretengo entre sus gemidos. —Sus labios están a solo un paso de los míos, los devora con la mirada pero no los besa, ni siquiera hace el intento por tomarlos. — Pero tienes toda la razón, ella es mi jefa y yo solo un empleado en horas de trabajo. Lastima, continuemos viendo el edificio

Es un gilipollas, es un idiota, un ¡calienta faldas! Trago saliva y sin pensármelo un poco más pido muerta de la vergüenza

—  Cógeme

— ¿Qué has dicho?

— ¡No te burles!

— No me burlo, me exitas.

Tira de mi cintura y besando mis labios comienza a desatar el nudo de mi vestido.

—  ¿Que haces?

Me robaste la Razón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora