Capitulo 25: Un miedo que se niega a irse

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Han pasado varios días. Unos en los que he tratado de todas formas de hacer que Aarón me toque sin que se lo tenga que pedir y nada que lo hace. Por otro lado Ian se ha decidido quedar en la empresa y eso me llena de emoción. Tocan la puerta y pasa a la oficina el investigador que ha estado rastreando al infeliz que me jodió la vida aún sin empezar a vivir. La sonrisa se borra del rostro y comento con seriedad

— Espero que si está aquí es porque tiene noticias.
— Así es señorita Ivanova. Tengo noticias

Trago saliva y haciéndolo sentar arqueo una ceja esperando a escucharlo

— Lo escucho

— Ya logre dar con el paradero de Rodolfo Reeds. Está residiendo en una ciudad vecina de esta. Vivía con una mujer y su hija pero intentó abusar de la niña y la mujer lo dejó y nuevamente ha quedado solo.

— ¿Trabaja?

— Con su historial delictivo no logra conseguir trabajo en ningún lugar.

Aprieto los dientes y digan lo que digan, piensen lo que piensen haré que ese infeliz sufra en carne propia todo el daño que él causó. Levanto la mirada y respondo

— Bien, ahora necesito otra cosa. Busque en la ciudad una bodega, la más inhumana, la más deshabitada, la más insalubre. Hágalo y no pregunte para que. Luego cuando la tenga, necesito que consiga a cuatro personas, personas que estén dispuestas hasta vender su alma al diablo por dinero, ¿Si me entiende?

— ¿Para qué quiere hacer eso?

— Eso a usted no le importa. Hágalo y ya.

Asiente con la cabeza y sin más acepta lo que le he pedido. Sale de mi oficina y solo estando sola me permito derramar lágrimas. Inevitablemente esa herida sigue intacta desde la primera vez que la hicieron. Nada en mi ha sanado y creo que jamás sanará. Aaron se aparece y no creo que sea un buen momento para hablar. So deseo estar sola

— Hola nena

— Pensé que estabas en Media Luna trabajando en el proyecto.

— ¿Tanto así? ¿Quieres que me vaya?

— No es eso, es que estoy algo ocupada. De verdad no tengo cabeza para otra cosa.

— ¿Qué te pasa?

Me siento en la ejecutiva y suspirando toda hecha un mar de vulnerabilidad contesto

— Hay días en los que necesito estar sola. Hoy es uno de esos días. Por favor, déjame sola.

Algo extrañado asiente con la cabeza y sale de la oficina. Solo pienso en una cosa, como hacer que ese hombre que tanto odio se retuerza del dolor. Quiero que sufra, que sienta el doble de lo que yo sentí. Y aunque me lleve la vida entera lo voy a conseguir.

****

Veo a Morgan algo extraña. No está feliz y risueña que siempre. He quedado con ella en vernos en el teatro y repasa sus diálogos desganada. La miro y pregunto

— ¿Qué te ocurre?

— nada

— No seas mentirosa

— Solo tengo dolor de cabeza, es todo.

— Aja, solo eso

Al escenario sube una linda chica de cabellos cobrizos y mirada dulce e hilarante. Se sienta al lado de Morgan y ella se torna aún más intolerable y toda nerviosa.

— Hola, soy Ivannah, soy…, — Mira a Morgan — Soy su amiga.

— Un placer conocerte, soy Lara Ivanova, hermana de Morgan.

Me robaste la Razón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora