C a p i t u l o 24.

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C a p i t u l o 24:

Sonreíste como si te hubieran enseñado una barra de chocolate, o como cuando te enseñan las calificaciones y pasaste una materia donde no hiciste absolutamente nada. Si así más o menos. Pusiste tu celular cerca de tu pecho y empezaste a correr como drogadicta hasta el sillón y tirarte.

tn_: es el, es el –movías tus pies arriba y abajo 

Inmediatamente como si tuvieras algo en el trasero corriste al baño, te bañaste tan rápido que tardaste 30 minutos. Porque por lo regular tu tardas como una hora. Así que saliste y corriste al cuarto, te resbalaste, tropezaste, te pegaste en los dedos de los pies mientras corrías ¿pero qué importa? Era tanta tu felicidad que no sentías nada de dolor, ningún síntoma de resfriado, nada que te impidiera sonreír y bueno sentir tu corazón latir al mil por hora, mientras tu dentadura en todo momento se dejaba ver.

Abriste el closet de pau, bueno es que si llevaste ropa pero ella tenía ropa tan chula que sería un pecado ignorarla. Así que si tomas unas cuantas prendas prestadas no creo que se enoje. Tu buscabas algo no se ¿fresco? ¿Llamativo? Pero que no te hiciera ver como “ahí va la mujer más fácil” “de seguro se va con cualquiera”. Querías algo que llamara la atención de cualquier chico y que las chicas se murieran de envida solo con mirarte un trozo de aquella prenda. Veías pantalones, mallas, faldas, shorts, en fin un montón de ropa. Así que fuiste en donde estaba la ropa colgada en los ganchos “de seguro habrá algo bueno hay” pensante al acercarte.

Entonces tus ojos brillaron, miles, millones de vestidos sin exagerar “esta tipa es rica” murmuraste. Veías cada vestido meticulosamente imaginándote miles de cosas, como te verías, como te verían, si le llamarías la atención a él, si te sentaras de una forma te verías bien… en fin pensabas en todo antes de escoger cualquier vestido. Y así empezaste a ver fácil unos veinte y ninguno cubría tus requisitos o tenían algún defecto. En fin seguías buscando hasta que escucharon tus plegarias y apareció tu vestido perfecto.

Lo tomaste tan lento viendo cada parte con el temor de que al sacarlo todo tuviese algún defecto ¡PERO NO! Era perfecto, era hermoso, era una chulada de vestido. Tomaste el vestido blanco, que tenia líneas done tela caía, que le diera un toque de holgado pero sin perder el lado sexy y llamativo, era realmente hermoso. Te hacía ver bien a pesar de que no fueras una modelo con un cuerpo de esos que hacen que la gente te mire de aquí hasta Japón, pero ese vestido era el mejor.

Inmediatamente corriste a ponerte el vestido, tomaste un poco de crema y la esparciste por todas tus piernas y brazos. Después en tu maleta sacaste unas zapatillas color plata. Quitaste la toalla que enredaba tu cabello para que secara más rápido y tomaste la secadora. Mientras dejabas reposar un poco aquella melena de león trataste de maquillarte decentemente y que parecieras alguien importante o al menos linda y fresca. Sin exagerar en ninguno de los sentidos habías terminado de maquillarte. Tomaste las tenazas e hiciste unas ondas en tu cabello que te quedaba por los hombros más abajo. Después te diste el último vistazo en aquel espejo grande y redondo y tomaste tu perfume, te echaste hasta en los dedos de los pies. Eras muy exagerada en el momento de ponerte loción pero bueno uno nunca sabe… (Es broma) corriste por tu pequeño bolso ene so te regresaste y tomaste una chamarra de mezclilla que tenias tu. En eso por fin después de millones de horas (literal) saliste de la casa de tu tía, no había nadie cuando saliste ¿Dónde estaban? Quién sabe, sinceramente ¿Qué importa? Tenías un objetivo, la mirada fija en aquel chico de la foto… Harry Edward Styles Cox.

Saliste de la casa poniéndole seguro a la puerta y te dirigiste a la avenida que estaba a una cuadra de la casa de tu tía. Casi corriendo llegaste eran las diez de la noche y bueno. En eso te subiste al taxi y le diste el nombre de aquel lugar. Veías por la ventana deseando poder tener poderes de tele transportación… imaginando tonterías como casi siempre, había un poco de tráfico y cerrabas los ojos pidiendo a dios que avanzaras, diciendo que dejarías de hacer las tonterías malas que hacías pero que por favor llegaras a ese lugar ¡YA!

Por ti siempre voy a esperar, se que algún día tu volverás.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora