CAP. 14 SORPRESAS

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La vida no es siempre como uno lo desea; a veces es buena y te premia con fortuna, otras es injusta y te hace padecer de la manera más cruel que puedas imaginar. Otabek Altin nació de padres beta, fue criado y educado como un beta. Sus hermanas incluso fueron ambas beta. Tenía una vida bastante confortable y tranquila; aunque el trabajo de su padre era simple, poseía la fortuna suficiente para darles a sus tres hijos lo que ellos desearan. Nunca imagino que todo su mundo se vendría abajo al terminar la adolescencia. Con tan solo diecisiete años de edad padeció el peor dolor que un hombre puede experimentar, su primer celo. Todos en su casa estaban consternados, ¿cómo el primogénito de la familia Altin podía ser un omega? Eso tenía que ser sin duda una equivocación. Pero no, era tan real como el dolor que sentía en su vientre.

Encerrado en su habitación se resguardo de todo lo ajeno a él; su pacifico mundo se derrumbaba, todos sus sueños y aspiraciones estaban ahora desechos, era un omega y para su desgracia en aquel país que llama patria los omegas hombres eran basura, escoria de la sociedad. Enllavó su cuarto por tres días, días que padeció de interminables calores y bochornos, días en los que solo escuchaba los murmullos de sus padres al otro lado de la puerta. Al cuarto día todo termino. Termino su pesadilla para presenciar una nueva.

Su Tia, hermana de su madre fue a visitarlos. Ella al igual que él era una omega, quien al oír por lo que su sobrino pasaba decidió ayudar a la familia.

-Yo me hare cargo de él a partir de ahora- hablo la mujer.- Sé que para ustedes esto es una desgracias pero en Canadá Otabek estará seguro. Tendrá una vida normal como hasta ahora, les aseguro que encontrara a su alfa con el cual les dará muchos nietos- sonrió la mujer tratando de animar a sus padres.

-Está bien Emily, confió en que tu cuidaras de nuestro hijo- hablo el señor Altin. Miro un momento a su hijo con tanta decepción en sus ojos que el joven no pudo evitar sentirse culpable. ¿Eso era lo que la vida tenia destinado para el?, pasar de ser un simple beta a un omega despreciado por sus padres. Quizás y estaba siendo duros con ellos, en su nación no estaba seguro y eso ellos lo sabían. Seria despreciado y humillado si la sociedad se enteraba de la clase a la que pertenecía. Su única salvación era irse lo más lejos de aquel lugar, a un sitio que nadie despreciara su naturaleza; un lugar donde los omegas no fueran considerados desgracias. Era por su seguridad, pero en ese momento el no comprendía eso.

En Canadá continuo sus estudios, ahí nadie lo veía mal. Era un simple chico de dieciocho años de edad terminando la preparatoria. Socializaba con demás omegas, betas y alfas sin ninguna diferencia. Sus primo, dos años mayor que él. Lo llevaba siempre a sus reuniones y paseos. Sus amigos eran en su mayoría alfas, no era de extrañarse pues había acudido a colegios y universidades alfa, todos eran amables y le respetaban. Agradecía no tener un aroma demasiado fuerte pues pocos notaban su condición.

En una de las tantas salidas fueron a festejar su mayoría de edad. Tenía ahora 19 años, por lo cual era todo un ciudadano canadiense en todas las provincias. Jean estaba tan emocionado que no dudo en reservar el mejor lugar de su bar preferido para celebrar la nueva independencia de su primo. Todo parecía ir bien, se estaba divirtiendo hacia mucho que no era tan feliz. Bailo, bebió y hasta coqueteo con algunos alfas; todo era perfecto hasta que un calor invadió su cuerpo, su rostro se enrojeció tanto que parecía un tomate y su respiración se entrecortaba con cada segundo que pasaba. No pasó mucho para que una parvada de alfas fuera a su ataque. Por muy tenue que fuera su aroma, una vez iniciado su celo era el blanco de todo alfa a su alrededor. Paso de estar dichosamente bailando a ser jaloneado y empujado por una jauría de rabiosos hombres deseosos de tocar su cuerpo.

Impactados ante aquel estrepitoso ataque su primo y sus amigos no dudaron defenderlo, una omega que los acompañaba lo tomo de la muñeca alejándolo de aquellos excitados seres.

No todo es lo que parece (yoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora