CAP. 30 PIENSA

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¿Pensaron que había muerto o que había olvidado actualizar? pues no mi queridas niñas, solo mi escuela me esta pidiendo demasiadas cosas en tan poco tiempo que no me deja que actualice. les traigo algo cortito para que no se olviden de que esta historia existe. Gracias por esperar y disfruten. 

Al llegar a su pent-house, un cansado y decepcionado Viktor abrió con lentitud la puerta anunciando sonoramente su llegada. Del interior, un par de caniches llegaron como dos destellos de luz marrón tumbándolo de espaldas al suelo. Ambos canes emocionados jugueteaban sobre el cuerpo de uno de sus amos. Entre lamidas y brincos el peligris suplico clemencia que sólo el de mayor tamaño accedió.

Makkachin se alejó del ataque a su dueño dirigiéndose al elevador, con una de sus patitas rascaba el piso próximo a este mientras emitía un pequeño chillido.

-¿Quieres salir a dar un paseo?- pregunto el ojiazul al ver la actitud de su mascota. No sólo el ladro como afirmativa, el caniche menor que se encontraba en sus brazos también expresó su deseo por salir de aquel pequeño lugar.

-Bien, busquemos las correas para salir- terminada la frase ambos perros corrieron al interior de la habitación. Vicchan saltó de sus brazos en búsqueda de su pechera. Un par de minutos después ambos canes llegaron con su respectiva correa. Vicchan poseía una pechera de cuero con tachuelas que hasta a un caniche lo hacía ver rudo. Makkachin en comparación sólo contaba con una correa bastante grande que se enganchaba a su collar.

Después de cerrar la habitación, bajo con ambos perros llamando la atención de todos los huéspedes que llegaban a recepción. No les hizo mucho caso pues no tenía ánimos de atender a nadie. Aquel no había sido un muy bien día a su parecer. Siguió derecho hasta la entrada principal donde el portero amablemente abrió la puerta para que los tres salieran.

-Viktor- escucho su nombre a lo lejos pero no estaba de humor para nadie, por lo que simplemente ignoro aquel llamado cruzando la entrada hacia el exterior.

-Que tenga una linda tarde joven Viktor- despidió el hombre de edad avanzada que vigilaba la entrada.

-Muchas gracias Jeff- sonrió amablemente antes de cruzar la avenida dirigiéndose al parque que se encontraba unas cuadras delante de donde se ubicaba el hotel.

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Del otro lado del recibidor un chico de castaños cabellos observaba a su prometido ir con paso decidido a la entrada con ambos canes sostenidos por sus correas. >> ¿A dónde ira? << Se preguntó al notar que no había escuchado su grito.

-Yuuri, nuestra mesa está por acá- una voz femenina saco al japonés de sus pensamientos, este fijo su mirada en la chica de melena ondulada que sonería mostrándole donde tomarían asiento.

-Voy enseguida- se excusó para continuar observando de lejos a su amado -¿A dónde vas Viktor?- se preguntó así mismo viendo como el peligris se perdía entre el tumulto de gente que cruzaba la avenida.

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Al llegar al parque se adentró hacia el lugar más apartado y espacioso que pudiera encontrar, quería un sitio amplio donde ambos canes jugaran sin que nadie los molestara. Agregando a eso, necesitaba su espacio para estar solo, tenía demasiadas cosas en mente por lo que estar apartado de todo era perfecto para él.

Tomo asiento en una banca que se encontraba en las orillas del parque, sitio que contaba con un claro rodeado de árboles y enredaderas. Makkachin y Vicchan podían jugar tranquilos ya que solo las parejas de enamorados iban a ese sitio ya entrada la tarde. Aun había sol por lo que no se encontraría una escena si hasta el anochecer. Se colocó sus audífonos por si alguien llegaba a hacerle plática, sus cabellos plateados se encontraban todos recogidos en un gorro de estambre. El motivo principal por el que amaba el frio es que podría andar tan arropado como quisiera. No paso mucho tiempo en su soledad, cuando un par de hombres llegaron a donde él se encontraba.

No todo es lo que parece (yoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora