CAP. 22 RECUERDOS parte 1

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Durante su juventud el señor Katsuki solía ser un chico rebelde que desafiaba las reglas de los alfas, era de los que creían en la igual de clases. Que los omegas eran tan capaces como cualquier alfa de hacer trabajos que no fueran domésticos. Era un revolucionario para su época, donde lo omegas solo eran visto como simples incubadoras o encargados de la casa y los hijos. Toshiya Katsuki era ese que se oponía a todo, que defendiera los derechos de los omegas y que creía que un día todo serian iguales.

El día de su ceremonia de graduación la pequeña Hiroko de 13 años acudió con un regalo a felicitarlo.

-No debiste de haberte molestado Hiroko- hablo el japonés aceptando el regalo.

-Claro que si Toshiya, siempre has cuidado de mí. Quería agradecerte de alguna forma- sonría tímidamente. Se conocían desde que eran muy pequeños ya que sus padres eran viejos amigos. Aunque a veces el muchacho se burlaba de la facilidad con la que esta adquiría peso la admiraba por mantenerse esbelta sin matarse de hambre.

-Hiroko ya estás en la adolescencia, ¿verdad?-

-Eh?, si ¿Por qué?-

-Tu aroma de omega esta aumentado- aunque para él era una niña, admitía que su apariencia ya no poseía esa apariencia infantil.

-Perdón, no pensé que mi aroma te molestara- paso un mechón de su cabello por detrás de su oreja nerviosa.

-No me molesta, de hecho es muy agradable. Pero recuerda que esta es una escuela de alfas. Una omega como tu estaría en serios problemas si tu celo apareciera de la nada- como por arte de magia el aroma de la chica se disparó de pronto llamando la atención a todos a su alrededor. El celo de la menor había aparecido en el día menos indicado. Molesto, Toshiya tomo la mano de su acompañante alejándola lo más rápido que le fue posible de todo el tumulto de gente. Entre empujones y jalones logro esconder a la chica en su dormitorio.

-Toshiya lo siento, yo no...- comenzó a llorar al ver como el chico intentaba cerrar la puerta de su cuarto, varios otros alfas habían sentido es exquisito aroma de la joven que los incitaban a atacarla.

-Hiroko, toma mi chaqueta de la cesta de ropa sucia- le ordeno manteniendo a raya a los hormonales chicos del oro lado de la puerta. De inmediato se colocó todo lo que pudo de prendas del chico, de ese modo disimularía su aroma. Cuando este disminuyo los chicos se alejaron. Ahora solo quedaba un problema, el. El, al igual que los demás era un alfa y representaba un peligro para la omega.

-Toshiya, ¿estás bien?- se acercó temerosa de la actitud que este podría tener ante su celo. Toco con miedo el hombro de este al ver que no se movía.

En un parpadeo el chico tomo sus muñecas empotrándola contra la pared, el aroma de la chica había segado su cordura. Su alfa gritaba por tomarla como suya y si no se detenía en ese instante podría cometer algo de lo cual una vez la euforia del celo pasara se arrepentiría. Miro con lujuria el rostro sonrojado de la chica, no estaba nerviosa, su expresión era tranquila como si deseara lo que sea que este fuera a hacerle. Soltó el agarre y se alejó de ella.

-Toshiya, yo...- agacho la mirada apenada.

-Hiroko, tienes trece años- hablo el castaño.

-Lo sé- respondió bajito.

-Y yo soy un imbécil-

-Tú no eres un imbécil, tú siempre me has cuidado-

-Porque eres una omega Hiroko, si no te cuido otros alfas te atacaran-

-¿Y tú?-

-¿Yo?-

-Si, eres un alfa. Porque no me atacas tú.

No todo es lo que parece (yoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora