Prólogo

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J U L I E T T E

Esto era la guerra.

Camiones militares esparcidos, policías y la mayoría de las fuerzas armadas del gobierno de Estados Unidos. Puede ser un poco dramático el asunto, pero créanme que cuando les comento que somos uno de los criminales más buscados va en serio.
No es por alagarnos pero hemos hecho cosas de lo que no estamos realmente orgullosos. Sin embargo, tenemos que sobrevivir en éste podrido mundo lleno de 《gente como nosotros》.

Necesitaba huir pero a la vez necesitaba ganar la batalla, nunca podré imaginar perder ante ellos.

Terminando con mi monólogo interno, salté de lado hacia un callejón esquivando cualquier obstáculo. Antes de cruzar, miro hacia ambos lados asegurando que no haya ninguno de ellos. Cruzo con total seguridad hasta el otro edificio; ser ágil es lo que te salva de muchas y lo he aprendido con algo de experiencia. Enseguida me cubro detrás de una pared al ver dos policías armados caminar hacia mi. Cerca de llegar salgo de mi escondite y disparo antes. Esquivo sus cuerpos inertes siguiendo mi camino.

Después de todo, ¿qué son un par de cuerpos muertos más para mi?

Tenía que cruzar toda la ciudad para llegar hasta el viejo molino en donde me esperaba mi papá, y apenas estaba entrando en el centro de la ciudad. El tiempo corre en mi contra y va cada vez más rápido. Hace un par de horas que el mayor alcalde hizo un anuncio y es nuestra única oportunidad para demostrar que nosotros no estamos jugando.

Me escondo detrás de una pared antes de cruzar, miro con cautela hacia ambos lados y corro hacia el otro extremo. Repito esas acciones por ocho calles hasta que llego a un subterráneo.

—¡Bingo!

Miro detenidamente alrededor asegurando que no haya cámaras que puedan filmar mi ubicación y cruzo hasta las escaleras. Un escalofrío recorre mi espalda al ver el lugar completamente abandonado y con un toque macabro sobre los vestigios. Llegué al subterráneo o lo que queda de él. Caminé por donde antes pasaba el tren mientras mis borcegos se hundían en los charcos de agua creando un suave sonido de chapoteo, aumenté mi velocidad ante el escaso tiempo pero me detuve al encontrar a mi amigo.

—¡Chris! ¿Qué haces aquí? —pregunté desesperada al verlo atado a la pared con un enigma de cuerdas, estaba alrededor suyo algunas balas incrustadas. Su cuerpo cubierto de algunas manchas de sangre fresca me inquietaba.

Por lo que veo se divirtieron un rato con mi amigo

—Estoy tomando un descanso —ironizó. Trató de moverse sin lograr su cometido—. Sacame de aquí, no tenemos mucho tiempo para que descubran la avioneta

—Lo haré.

Tomé mi navaja y cortaba cada cuerda que lo sostenía lo más rápido que me permitió el objeto cortopunzante, a cada corte sentía como el cuerpo de Chris iba cediendo al movimiento.  Terminé justo a tiempo

—Ay Jesús, dame un respiro.

Lo ayudé a estabilizarse y corrimos con seguridad por el camino que cada vez iba perdiendo iluminación dificultando nuestro recorrido. Era un golpe de suerte encontrar algunas balas, por lo que las recogía si veía que podía darle algún uso. Uno nunca sabe cuando vaya a necesitar.

La Más Buscada ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora