La Más Buscada ©

27. La peluca de Meghan Trainor

***

Cepillo mi cabello rubio una vez más, mirándolo detenidamente. Creer que tendré que cambiarlo. Y todo por el maldito de Jackson Mellard, para sólo buscar información suya a través de James. Mañana lo van a llevar a Estados Unidos por lo que me estoy preparando tanto física como psicológicamente. Una vez que veo que esta desenredado por completo, dejo el cepillo en la mesa al frente del espejo. Suspiro y me acerco a Isa quien ya tiene preparada la mezcla que cambiará el color de mi cabello al pelirrojo irritante que llevaba. 

— ¿Estas segura de esto? Sabes que para esta misión simplemente te puedes poner la peluca de Meghan Trainor.

Esa peluca, la llamamos así porque al comprarla, mi amiga alardeo de que se parece al color de cabello de la artista. Se dio cuenta al instante porque es una de las fans que sabe hasta donde come.

Le encanta su música y si no fuera heterosexual, se casaría con ella.

Probablemente, digo, no lo se.

— Estoy segura, no quiero correr ningún riesgo que ponga en peligro todo lo que hemos avanzado hasta ahora — trago saliva al ver el extraño color de la tintura. Nada parecido al color que quiero lograr. — ¿Segura que viste con atención los colores?

— Juliette, no seas paranoica — rodó sus ojos. Todos están decidiendo llamarme por mi nombre original ya que estamos por terminar la misión en este país y no creemos conveniente que me sigan llamando así.

— Es que, ya me acostumbre a mi color natural.

— Pues, este será sólo por un par de horas — revolvió una vez más la mezcla. — Además, ¿Quién fue la persona que te lo pintó en tus días de criminal contigua?

— Tú.

— ¡Exacto! No hay nada que temer.— dio un par de palmadas a la silla de madera que se encontraba al frente suyo. La miré con horror, di un paso y corrí hacia la peluca.

— Probaremos esta peluca.

Recojo todo mi cabello en un rodete, no tan prolijo para que no se vea un bulto en la parte de atrás. Me coloque la peluca, me moví haciendo algunos saltos que supongo que los haré mañana pero se cayó. Observé a Isa rodar los ojos. Me solté el cabello, me dirigí hacia la silla dando pasos lentos para después sentarme en ella.

— Terminemos con esto de una vez — cerré mis ojos. Me deje manipular por Isa, quien ponía tintura en cada extremo de mi cabello, por cada milímetro.