Capítulo 9

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Parte I

Calles de Buenos Aires, Argentina. 13 de abril de 2016.

Estos días no hago más que huir. Cuando las cosas se salen de control, salgo corriendo, sin mirar atrás. Desde que me fui de aquella fiesta abandonando a mi madre, una sombra comenzó a seguirme. Cada vez que intento interactuar con el mundo exterior, la sombra me consume, y habla a través de mi carne. Ya no tengo el control que solía ejercer sobre mi cuerpo. Es únicamente dentro de mi cabeza, donde puedo expresar mis pensamientos libremente, e intercambiarlos con la criatura con la que comparto el piso. ¿Cuándo es que la dejé entrar?

-Lo sabes bien, Fausto. Hicimos una apuesta, y has comenzado a vivir bajo la piel de un lobo. Te he abierto las puertas a un mundo nuevo, y comienzas a desearlo cada vez más.

Sé que está mal. No soy un idiota. Sé que todo lo que he estado haciendo no es correcto, incluso para alguien como yo, un marginado. ¿Pero por qué deseo que aquel sentimiento de poder vuelva a rellenar mi vacío corazón? ¿Me he vuelto un prisionero de Mefistófeles?

-Si alguna vez fuiste prisionero, ahora, gracias a mí, comienzas a ver la libertad. Por ejemplo, mira a esos jóvenes - Volteé a mi izquierda, mientras continuaba avanzando como un muerto viviente por las calles. Me topé con un grupo de muchachos que se reunían frente a un local de tendencias. Todos se parecían entre sí, llevaban ropas estiradas, cabezas rapadas y cubiertas por viseras. Escuchaban su música por un pequeño parlante, sin prestar atención al resto de la gente que cruzaba por esa vereda -¿Qué impresión te dan?

-Son prisioneros de sus propias culturas. ¿Eso es lo que intentas decirme, verdad?

-Mucha gente se une a grupos porque solo quiere encajar. Tener algo en común con los demás. Pero formar parte de algo te encasilla, condiciona tus acciones. Ahora mi pregunta es; Si tú eres lo suficientemente sabio como para entender que siendo diferente es la única forma de ser libre en este mundo, ¿Por qué terminas siendo tú el castigado? ¿Por qué acabas siendo el recluido, cuando deberían aclamarte, aceptarte e idolatrarte?

-Porque soy diferente.

-¿Pero no eras acaso exitoso? A temprana edad tenías un trabajo bien remunerado y no hacías más que acumular tu fortuna sin despilfarrarla. Un joven tan prometedor, y sin embargo, ¿Por qué tan infeliz? ¿Por qué crees que la felicidad de ellos no es la misma que la tuya?

-Si fuese un humano normal, con gustos normales, estoy seguro de que podría haber disfrutado de todos los tesoros mundanos que ofrece la vida. Pero salí mal, mi madre no tuvo la culpa, ella no tenía forma de comprender quién era yo en verdad.

-¿Y de quién es la culpa? ¿Tuya, por nacer diferente? ¿No es algo injusto tener que vivir bajo las reglas de los demás, cuando ellos no se toman ni un segundo en intentar entender la vida que tú quieres vivir? ...La sociedad de los hombres es algo curioso.
En el transcurso de sus vidas, todo hombre con un ápice de inteligencia comienza a sentir fascinación por algo que no es socialmente aceptado. Ése hombre puede optar por tres opciones; Negarlo y mentirse a sí mismo para ser integrado a la comunidad, aceptarlo pero mantenerlo en secreto, o demostrar abiertamente que su opinión difiere del grupo. ¿Cuál crees que es la correcta?

-No hace falta que te responda, ya sabes lo que pienso.

-Correcto. Tonto es el mentiroso que se miente a sí mismo. Es tal cual como piensas, para la sociedad, los individuos diferentes son un problema que debe ser erradicado. Lo mismo pasa con Corbenik, no querrían tener un empleado diferente al resto, que cause disturbios e incomodidades perpetuamente, ¿No es así? Yo, por otro lado, apoyo la individualidad. Si hay algo que al diablo le agrada, es que cada uno sea quien quiere ser en verdad. Es decir. ¿De verdad creías que tu lugar estaba con Rafael? Ése ángel era todo lo contrario a lo que tú aspirabas, era evidente que no sería capaz de mostrarte tu verdadera felicidad, pues Dios no quiere que el hombre sea un individuo. Dios los quiere a todos en un colectivo. Los quiere a todos iguales. ¿Por qué crees que existen las religiones, que unifican a millones de fieles?
Sus convicciones no son más que prisiones.

FaustoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora