SM

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Corrí tan rápido como pude en dirección contraria a Henry; me había metido en un problema muy grande por no actuar en el instante que lo reconocí, ahora el podría decirle a los demás y no sería bueno tener a más de diez hombres buscándote.

Subí varias escaleras y doblé en una esquina ocultándome así de él. Me asomé un poco para tener la certeza de que no me vieniera siguiendo. Tras confirmarlo dejé caer mi cuerpo el la pared.

¿Por qué tuvo que pasarme esto?; cualquier otro u otra ELF estaría feliz por ver a Henry tan de cerca. Pero yo, no quiero ver a ninguno; ellos me atacarían con preguntas sobre mi vida, contarles algo de mí me deprimiría mucho.

Y no solo eso, también tendría que soportar sus miradas de lástima y comentarios que me catalogarían como una pobre persona a la cual deben tenerle compasión. No quiero nada de eso, no necesito su lástima; yo puedo vivir de esta manera, el canto no era para mí y ahora lo sé. Realmente no quiero expresiones compasivas.

Metí las manos en la sudadera que traía, seguro que tengo varios mensajes de los chicos preguntándome en dónde estoy. Siento mi celular cubierto por una tela; saco ambos para ver qué es eso.

El cubrebocas que le quité a Seori aún lo tenía y era justo lo que necesitaba, con esta cosa nadie me reconocerá. Por primera vez me siento feliz de los extraños gustos de mi amiga Seori.

Sin dudarlo un segundo más me coloco el cubrebocas y camino hacia quien sabe donde en busca de la salida.

La última vez que vi a Henry fue el día que dejé de formar parte del grupo, de Super Junior y de la SM. Aquella tarde fue de lágrimas, mis amigos me miraban de manera mustia, me abrazaron y despidieron con dolor. Abrí la puerta de nuestro departamento y sosteniendo fuertemente mis maletas salí de ahí; antes de voltear a atrás para cerrar la puerta y ver por última vez sus rostros, Henry me detuvo tomándome del brazo. «Promete que estaremos en contacto», me pidió consternado. Yo simplemente me solté jalando mi brazo bruscamente y me fui sin verlos.

/Alfeñique, el jefe nos mandó a otro lugar, Keil te estará esperando en la entrada, vallan directamente al sitio/

El mensaje de Micifruz me alteró más de lo que ya estaba; necesitaba con urgencia marcharme de aquí.

Bajo otras escaleras y camino entre unos pasillos en busca de la salida o de alguien que me pudiera proporcionar esa información. Me topo con dos personas vestidas de una manera muy genial, con ropas negras y rojas; supongo que también son cantantes, aunque a ellos no los reconozco.

Toqué el hombro del de menor estatura logrando llamar su atención; él me miró con sorpresa y tomó mi cabeza entre sus manos.

-¡Mira! Sehun, ¡Atrapé a un EXO-L!.

El chico me apretaba causandome un ligero dolor en la mandíbula mientras le decía cosas extrañas al otro.

-¿De dónde lo sacaste?.

Ese tal Sehun le preguntó como si yo fuera un objeto que se vende en cualquier tienda departamental.

-Vino a mí, ¡Me lo voy a quedar!.

Sin dejarme objetar, el chico me jaló, aún con sus manos en mis cachetes, hacia una puerta que estaba junto a ellos. Adentro había otros chicos vestidos con trajes semejantes a los que vi primero.

-¡Me encontré a un EXO-L!, ¿Puedo quedármelo?.

Preguntó el sujeto que me tenía atrapado entre sus manos.

-¡Baekhyun!.

Exclamó un chico vestido con una chaqueta de cuero que velozmente se acercó a nosotros. Quitó las manos de mi rostro e instintivamente me alejé unos pasos de mi aprehensor.

Quiero Decirte [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora