Aroma a café

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Leeki no me había dirigido la palabra durante toda la mañana. Tampoco se atrevía a mirarme a los ojos. No comprendía su cambio de actitud, ayer lloró sobre mi pecho y hoy parecía que yo era su peor enemigo.

Por mi parte, me sentía enojado, no podía creer que alguien le haya hecho tantas heridas a Leeki. Necesitaba saber a detalle la causa de sus cicatrices. Quiero que él se abra conmigo, que llore y que se sienta reconfortado con mi presencia. Yo lo protegeré y me aseguraría de que no le vuelvan a hacer daño.

Por otro lado, también había confirmado que Leeki es el hijo de la señora Shin. No sé cómo se tomará está sorpresa, él dijo que estaba bien conmigo, pero al ver la actitud que tiene hoy, temo que me deje y se valla con ellos. Soy egoísta al querer tener a Leeki para mí, sin embargo, yo también quiero una familia, no me había sentido tan feliz en mi vida hasta que lo conocí. Ese chico me anima cuando estoy triste y me motiva a ser mejor de lo que era ayer.

—¿Qué pasó Kim Jongwoon?, hoy no te ves bien.

Giré mi vista a donde estaba el profesor Jung. Tomó asiento junto a mí y me miró con nostalgia y compasión.

Dudoso tomé mi libreta y le escribí que sólo no dormí bien en la noche, que estaba cansado.

—Arreglate un poco, escuché rumores de que el director Choi te ofrecerá la materia de introducción a la economía, ¡Serás un profesor como nosotros!

¿Por qué este día era así?

Sentí una alegría que se albergaba en el estómago. Nunca aspiré a ser profesor, no obstante, era una muy buena noticia. Los docentes ganan más dinero, tienen su propio cubículo y están a cargo de un grupo de quince jóvenes.

Sentí un frío que recorrió mi cuerpo, desde mi cabeza a los pies. Mi estómago tenía muchas emociones acumuladas. Estaba débil y me dolía la cabeza.

El profesor Jung se acercó a mí abrazándome por los hombros.

—¡¿Qué tienes?!— exclamó con preocupación.

Me dejé caer sobre su cuerpo y comencé a llorar.

No hice ningún ruido, pero él entendió lo que estaba haciendo, así que me abrazó con más fuerza. Cada lágrima que derramaba me cortaba la piel, mi corazón estaba tan adolorido que parecía ser exprimido con fuerza. Y aún así quería sentirme feliz por esta oportunidad.

—Vamos, no te desmorones aquí — me dijo al mismo tiempo que separaba mi cuerpo del suyo — no quieres que los alumnos te pierdan el respeto, ¿o sí? — me ofreció el pañuelo que tenía en su traje.

Sutilmente me limpié el rastro de lágrimas que tenía sobre las mejillas. Respiré profundamente tratando de calmarme. Le devolví el pañuelo y le sonreí en respuesta.

Él me pidió mi libreta, ví como escribía una dirección, luego me la devolvió.

—Ven a mi casa al finalizar las clases, te esperaré con una cálida taza de café — mencionó afablemente.

Asentí y guardé mi libreta. Me despedí agradeciéndole su preocupación por mí antes de caminar en dirección al cubículo del profesor Xang.

En este momento había descubierto algo que nadie más sabía y no conocía algo que sólo Leeki escondía. Quería ignorar el origen de la cicatriz grande que tiene Leeki, y en su lugar, saber a detalle la historia de las marcas pequeñas.

Recogí el portafolio del profesor Xang y me dirigí a su siguiente clase.

Tomé la decisión de no pensar en el tema mientras estoy ayudando al profesor. No quería causarle algún problema. Por esta razón, igual me ofrecí a escribir en el pizarrón los ejemplos y ayudar a los estudiantes a darles resolución.

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⏰ Última actualización: Aug 12, 2020 ⏰

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