Butterfly

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♬~ Ppappiyong ppi ppappappappiyong sangcheoreul beoseun nabiya
Let it Boom Let it Boom Let it Boom Let it Boom ~♩

—¡KI~M!, ¡Apaga esa maldita música!...

Los fuertes golpes que daba mi vecino en la pared me incitaron a bajar un poco el volumen.

Me gusta escuchar música; amo, amo la música y mi tiempo libre lo dedico a ella. Podría pasar todo el día sumergido entre canciones y no sentir hambre o sueño, realmente se ha vuelto algo necesario para mí; me levanta el ánimo cuando estoy abatido, me ayuda a desahogarme cuando estoy triste, y me acompaña en mi alegría cada vez que algo bueno me pasa. Yo no sé qué sería de mi vida sin la muy apreciada música.

Quité la memoria USB de mi pequeña televisión, la apagué y desconecté de la electricidad. No me permito gastar demasiado dinero en una casa lujosa, auto o algún otro medio de transporte que requiera gasolina para moverse, tampoco en los recibos de gas o luz. No soy pobre, yo me considero de clase media, aunque realmente no sé si estoy en ella. Vivo en un pequeño departamento de un par de habitaciones, más chicas de lo que se pudiera imaginar, las paredes son de color beige bastante desteñido y el piso de mosaicos opacos y cafés simulando madera. Hay un baño con lo básico junto a la puerta principal y un  balcón de un metro cuadrado que regala una una hermosa vista de la cuidad, coronada a lo lejos por la torre Namsan, apenas reconocible.

No vivo en éste edificio viejo y descuidado porque sea un moribundo andrajoso, la verdad me pongo reglas estrictas acerca de mis gastos debido a que me fascina darme el gusto de comprar discos y álbumes musicales, y no de cualquier grupo, Super Junior es todo lo que defino como música.

Me encanta todas y cada una de las canciones que han sacado; me vivo entre sus letras, sintiendo que cuentan mi historia a pesar de que realmente no hablen sobre mí o algo que me haya pasado. Mi cuerpo me dice que sus melodías son hechas para mí, aunque no hay pruebas ni posibilidades de que eso sea cierto.

No me importa si sus canciones no son dirigidas a mi persona, yo las adopto y alojo en mi corazón como si así lo fueran. Son joyas valiosas que debo resguardar en lo más profundo de mi alma.

Tomé mi celular, me coloqué los audífonos y seguí con la lista de canciones que tenía planeado escuchar hoy.

Así eran todos mis días de descanso. Limpiaba y ordenaba un poco por las mañanas, lavaba ropa al terminar y me tiraba un rato en mi cama a esperar que oscureciera, obviamente hacia todo con música y me dormía mientras ésta sonara.

Al día siguiente me levanté gracias a la media alarma que sonó de mi celular antes de que se agotara la batería. Lo metí a mi mochila junto con el cargador, llaves y mi cartera. Me di un fugaz baño, tomé mis cosas y salí del departamento un poco apresurado.

Bajé las escaleras estrechas cargando mi bicicleta, teniendo cuidado para evitar algún accidente. Al salir del edificio me encontré a mi vecino, aquel que le molesta absolutamente toda la música que pongo. No estoy seguro si es por el alto volumen o porque en verdad odia a Super Junior.

Él era un señor, cercano a los cincuenta años y con el seño fruncido todo el tiempo, las arrugas en su frente daban la apariencia de estar enojado, sin embargo yo sabía que también podía sonreír, han sido por lo menos tres veces que lo he visto alegre, emanando una auténtica felicidad.

Le mostré una gran sonrisa y estuve a punto de inclinarme para saludarlo con una reverencia, sin embargo, él simplemente me ignoró y siguió con su camino. Posiblemente algo malo le sucedió esta mañana, espero que sus problemas y mortificaciones se solucionen.

Quiero Decirte [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora