17 -Disculpas-

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—Ya veo, con que así está la situación. —Viktor masajeo sus sienes con frustración intentando acomodar sus ideas y no matar a nadie en el proceso, de repente aquella boba idea de Jean sobre tirarse de la ventana de su habitación ya no parecía tan boba.

Suspiro pesadamente mientras su cerebro trataba de encontrar la solución más favorable para todos, sin duda alguna esos sirvientes no merecían continuar en el castillo, faltarle el resto así al futuro rey no podía simplemente ignorarse, pero... una parte de Viktor se sentía mal, todo eso fue ocasionado por su culpa, pero familias enteras tendrían que prescindir de sus sustento debido a eso, su lado diplomático deseaba de alguna manera poder dejar a todas esas personas en sus puestos de trabajo, no obstante sencillamente no podría hacerlo, ellos decidieron actuar de esa manera, ellos debían asumir las consecuencias.

Aunque eso solo incrementara el peso de su conciencia al ser el responsable indirecto.

—Tú, eres una buena jovencita. —Viktor se levanto de su sofá, estaban en el despacho donde solo entiende asuntos seriamente oficiales para mostrar la seriedad del asunto que justo ahora le tocaba tratar, y también donde posee un juego de sofás exactamente igual al de su habitación, precisamente él se encontraba sentado en su tan acostumbrado sofá individual mientras que la joven estaba en el doble con las piernas juntas, temblando ligeramente y dejando escapar uno que otro sollozo contenido—Te felicito, fuiste la única quien se atrevió a hablar... pero, ¿Comprendes que aun así luego de tu falta no puedo permitir que continúes trabajando aquí?

Ella asintió con pesar.

—No negaré que eso me pone un poco triste, pero lo entiendo... aun así. —Demoro unos segundos antes de preguntar indecisa: No era adecuado lo que intentaría pedir —Po-Podría... ¿Pedirle perdón al príncipe Katsuki personalmente? —Susurro por lo bajo tratando de calmarse.

Viktor sonrió, una cálida sonrisa, una que enamora sin intención. La muchacha sin poder evitarlo se sonrojo violentamente pensando en lo bien que se complementaban aquellas dos personas, juntas podrían encantar a cualquiera.

—Por supuesto, seguramente el estará encantado de escuchar tus disculpas. —Se levanto del sofá siendo imitado por la sirvienta— Dime, ¿Te gustaría hacer algo por mí una última vez? No me enojare si te niegas, es una idea que acaba se me acaba de ocurrir luego de escucharte ¿Realmente deseas disculparte con sinceridad? Sí haces esto podrás hacerlo ¿Me ayudaras?

— ¡Por supuesto! — Hizo una reverencia apresurada— ¿Qué desea?

—Veras, tráeme al príncipe Katsuki al comedor, pero no le digas nada salvo que deseo verlo. Si se niega insiste hasta que acceda, no creo que se niegue a alguien tan adorable como tú. —Galante por naturaleza y con su extrema facilidad para dar halagos a las mujeres fue hasta la puerta y la abrió para que ella saliera primero—Muchas gracias por ayudar. —Volvió a sonreírle cuando ella salía.

Finalmente cuando estuvo a solas estiro su cuello hacia un lado, y luego al otro provocando un tronido de este en un vano intento de aliviar una pequeñísima cantidad de estrés cumulado en tan poco tiempo, con su mano derecha masajeo la zona, inspirando profundo.

—Las cosas deben comenzar a cambiar. —Emprendió su camino hasta el comedor principal.

>>Y para eso, debo ser quien comience a hacerlo.

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—Muchas gracias príncipe Katsuki, por acceder. —Susurro mientras caminaba con algo de vergüenza detrás de él pensando cuál sería la idea del príncipe Nikiforov para permitirle disculparse.

Un baile en honor a Su Majestad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora