Especial cumpleaños de Yurio/ Especial 30K
El pequeño príncipe moría de hambre, y aun así no estaba dispuesto a comer su desayuno con el rey y su esposo, jamás lo haría, así muriera de inanición.
Su padre sin dudas quien lo ha forzado incontables veces a asistir termino por darse por vencido cuando el niño se escapo en cada ocasión, comida no le faltaría al príncipe heredero por eso no se preocupo dejándolo por su cuenta, tampoco estaba tan interesado en pretender y/o formar un lazo hasta ahora nunca existió y tampoco existiría en un futuro.
Ya iban dos días sin tener una comida decente, su estomago protestaba fervientemente por no ser llenado adecuadamente, mientras él estaba perdido por uno de los corredores al no poder encontrar su habitación, ya entando en ese lugar se propuso encontrar algo que comer, cuando fue en busca de la cocina volvió perderse.
— ¿Dónde estará la cocina? —Susurro enojado.
El propio príncipe heredero desconocía algunas alas de su castillo, siempre era Lilia quien le daba todo aquello que necesitara, quien lo acompañaba a cada lugar o quien lo controlaba para que no huyera evitando sus lecciones. Ahora que ella ya no estaba se daba cuenta de lo mucho le que hacía falta haber explorado más.
Le habría recriminado eso, si pudiera.
—Hey tú ¿Dónde está la cocina? —Una de las sirvientas que pasaban se detuvo al escuchar su llamado.
—Pri-Príncipe, quiero decir Su Majestad ¿La cocina? —Sus palabras inseguras hicieron fruncir el ceño de Yuri.
Estaba arto de eso, ya fuera amable o un completo desgraciado siempre era la misma reacción ¡No iba a matarlos! ¿Quién se pensaban que era? Temer a un niño de apenas doce años no era para nada normal, pero claro, nadie escucharía sus protestas porque todo mundo conocía los alcances de las acciones egoístas que aquella sangre la cual era bombeada por su corazón y corría por sus venas dándole vida.
En consecuencia el heredero olvido su lado amable por completo y comenzó a mostrarse huraño con todo el mundo a toda hora.
Lo enfurecía, y mucho esas actitudes tan patéticas. Le importaba un bledo socializar, tan sólo le hubiera gustado que todos se comportaran como cuando su abuelo aun vivía, tranquilos y haciendo cada quien lo suyo.
— ¡Sí! Eso dije ¡La cocina! ¿Dónde está?
—Sigua ese pasillo y doble a la izquierda. —Su dedo índice tembló cuando señalo el lugar.
El ceño de Yuri se volvió aun más profundo.
Dejando de lado su enojo con aquella sirvienta camino hacia el lugar indicado, a paso firme y pesado, tan pesado cómo sus pequeños pies le permitían dado que el peso de su delgado cuerpo en desarrollo no era mucho.
Cuando estuvo a unos cuantos pasos comenzó a sentir el aroma de un delicioso prostre dulce, no pudo distinguir muy bien cual era, pero al instante sus pies comenzaron a avanzar con más entusiasmo, el estomago exigía ser llenado con combustible y al niño comenzaba a hacérsele agua la boca.
En cuestión de segundos se vio dentro de la cocina, y pudo ver a un joven que estaba cortando en rebanadas algo similar a un pan recién horneado.
No lucía mucho mayor a él, tampoco era tan alto, pero si lucia muy hábil a su vez la concentración dominaba sus actos mientras tomaba el cuchillo comenzando a cortar.
Con pasos lentos se acerco dudando de sus acciones siguientes.
—Vine a comer de ese pan. —Anunció atrayendo la atención del chico quien casi se corta un dedo por observarlo y tratar de continuar cortando.
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Un baile en honor a Su Majestad.
FanfictionAngustia: Podría decirse que esa fue la razón de su danza a la luz de la luna aquella noche, una desesperada angustia alimentada por una asfixiante soledad. Cientos de intentos para ser escuchado, miles de ruegos y suplicas, hasta rendirse por compl...