El príncipe heredero Viktor Nikiforov nunca fue bueno para consolar a las personas, era sin dudas bueno para dar consejos o quizás escuchar hasta que el otro se descargaba logrando así sentirse mejor... Pero... ¿Qué se supone debía hacer con un Yuuri tan afligido delante de él?
>> Quizás si lo besara...
Negó con fuerza al instante, el destrozo era suficiente como para embarrar aún más la situación con alguna de sus tonterías "Callado eres más guapo." le dijo una vez el conde Leroy y quizás tenía razón. Pese a todo eso quería ayudar a Yuuri con su estado de ánimo, se veía tan triste, solo y decaído.
—Yuuri...— lentamente se sentó a su lado en la cama posando la mano derecha sobre la del azabache mientras este permaneció sin inmutarse.
>>Debí haberle dicho.
Pensó, pero ¿él iba a creerle? No, seguramente no, es más, su esposo pudo llegar a arruinar los planes si le advertía al duque sus intenciones de apresarlo, después de todo hasta no escuchar de la propia boca del noble la verdad no le creyó.
—Yuuri... Por favor, dime algo. —Insiste, ya asustado por el constante silencio.
—¿Es por qué soy su esposo? —Pregunta, con la voz entrecortada, temblorosa y además llena de duda—Prácticamente soy un don nadie hablando de poder imperial... Pero ¿es por qué soy su esposo?
Viktor precionó sus labios, en una mueca insatisfecha y la desepción siendo lo que más destaca en el rostro afilado del mayor.
—Sí, Yuuri. Probablemente sea porque eres mi esposo, de hecho, es así. Al duque lo buscaron sólo porque tú eres mi esposo, de haber continuado como el príncipe de la nación de tus padres nada te habría pasado y esa traición no existiría.
"La verdad." no había una cosa más preciada por el príncipe Nikiforov abstractamente y moralmente hablando, que estuviera sobre la verdad, esta muchas veces duele, hiere, lastima por no decir que no era lo que se deseaba escuchar, pero, era sólo eso "La verdad" en un mundo donde la mentira, rostros falsos y personas aduladoras te rodean ves ese acto de sinceridad como lo mejor que podría ser ofrecido, tienes dinero y poder, pero la certeza de poder confiar en alguien es algo que escasea.
—Entiendo... —El príncipe Katsuki volvió a abrir la boca—Podría... ¿Podría pedirle un a abrazo? —Dijo, al borde de las lágrimas.
—Oh, Yuuri... —Viktor no dijo otra cosa.
Los brazos más firmes rodearon al chico delgado y unos años menor, el príncipe Katsuki a pesar de ser quién pidió el abrazo dudo unos segundos antes de poner sus manos sobre la espalda contraria, sus manos temblaron inseguro.
—El mundo podrá traicionarte, —respiró profundo antes de seguir hablando —podrá incluso destruirse, pero, me tendrás hasta el último respiro que dé. —El príncipe heredero aferro el agarre proporcionando un mensaje de amor, quizás él no sabía consolar a las personas, dado que su manera de superarlo todo siempre fue restarle importancia no entendía cómo se sentía en esos momentos su marido así que si expresando sus verdaderos sentimientos llegaba a de una manera u otro reconfortar un poco el corazón de su esposo diría hasta el último de sus pensamientos, le escribiría un libro incluso. —Yo soy tuyo, te amo, Yuuri, te amo.
Fue una entrega, total y sincera.
Entonces se quebró, el frágil corazón del príncipe heredero resguardado hasta el momento, enmascarado por rencor, rabia, sentimientos de venganza e incluso arrogancia dejó sus resentimientos de lado para mostrar sin tapujos lo qué realmente era.
—¿Por qué? —Escapó de su garganta cerrada— ¿Por qué tiene que pasar esto? —Gruesas lágrimas comenzaron a caer de sus cuencas.
>>No, no llores. No llores, no lo hagas.
Fue lo que repetía su cabeza, lo sabía. Los príncipes son fuertes, gallardos e inquebrantables, mostrar rastros de debilidad como el llanto era algo que incluso Yuuri nunca considero hacer.
>>"Yuuri" —lo reconocía, el llamado de su hermana mayor, tan cálido, amable pero severo.
Recuerda entonces que una tarde, cuando el tutor que le enseñaba le reprendió por tercera vez durante la clase debido a su falta de velocidad para aprender el tema huyó del lugar, llorando. En un niño de tan sólo siete años era algo completamente normal, pero él sujeto en cuestión no era un niño "Normal".
>>¿Por qué estás llorando?
Prosigue su memoria llevándolo hasta ese momento, en donde es encontrado por la heredera en el jardín, junto a los rosales. Escondido estos.
Obviamente el anuncio de su escape fue informado a todo el castillo de inmediato y todos estaban buscando al pequeño.
>>"Los príncipes no lloran." —Alega con rigidez la muchacha mirando desde arriba a su hermano menor.
Este, angustiado al escucharla decir eso trató de limpiar sus lágrimas aunque estas eran reemplazadas por unas nuevas.
Sin embargo, la joven cambia su semblante ni bien ve a su pequeño hermanito tratar de calmarse y sin importarle su costoso vestido ella se arrodilla delante de su fraterno.
>>"Cuando sientas deseos de llorar. Cuando la angustia pueda contigo y no lo soportes: Llora, es irremediable.—Sus brazos fueron abiertos esperando recibir al pequeño cuerpo contrario.—Pero hazlo donde nadie te vea. —Aclaró.
Las palabras de su hermana mayor hicieron eco en su cabeza
>>"El día que guíen te vea llorar esa persona habrá visto todo de ti. Nunca lo permitas, a no ser que puedas morir por aquel ser, entonces, será merecedor de tal honor. "
Yuuri lloró ese día en los brazos de su hermana, porque él moriría por ella y ella por él.
Entonces ¿Por qué estaba llorando ahora en los brazos de su esposo?
En ese momento no encontró respuesta, no la conseguía.
Probablemente en un futuro lo haría o eso esperaba.
—Yo estaré contigo, Yuuri. No estás solo, me tienes a mí. —Su frente fue besada con cariño.
Lo que consigo que las ropas del albino se arrugaran más por la presión ejercida, así como se mojaron con el constante fluir de sus lágrimas.
---//---
Al fin en el próximo capítulo podré hacer de las mías xdTeman por la estabilidad de todos en el castillo :v
Las amo.
-desaparece. -
ESTÁS LEYENDO
Un baile en honor a Su Majestad.
FanfictionAngustia: Podría decirse que esa fue la razón de su danza a la luz de la luna aquella noche, una desesperada angustia alimentada por una asfixiante soledad. Cientos de intentos para ser escuchado, miles de ruegos y suplicas, hasta rendirse por compl...