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Siento haber tardado tanto en subir pero lo he compensado haciendo un capítulo un poquiiiito más largo. Gracias por leer! ¿De dónde sois vosotras?

Disfrutad!


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Un aroma a perfume masculino me abruma y me hace querer preguntarle que marca usa porque me encanta. Me siento un tanto extrañan de estar con Justin cuando ni siquiera le conozco; hay algo en él que me alerta de que debería estar alejándome pero a la misma vez es ese qué que me hace querer saber mucho más de él. Parece interesante, y yo no soy alguien que pueda quedarse sin saberlo todo.

Él permanece callado y quiero decir algo, lo que sea, necesito escucharle hablar. Jamás había conocido a alguien que me hiciera querer escucharle hablar, reír o tan siquiera maldecir; me parece que es de esas personas que son tan cerradas en sí mismas que cuando logras siquiera entrar un poco te encuentras cada día queriendo saber más y más. Y eso es peligroso, contando el hecho de que su grupo de amigos tiene por costumbre robar coches.

–Amm... –Empiezo diciendo pero me golpeo mentalmente cuando en realidad no he pensado nada coherente que decir.–

Él me mira y cuando ve que aún estoy pensando lo que tengo que decir sonríe.

–¿Amm...? –Me invita a continuar.–

–¿No íbamos a recoger mi coche primero? –Digo confundida.–

Se ríe levemente y niega con la cabeza.

–El coche ya está en el taller. Lo fui a buscar temprano para poder trabajar en él durante la mañana y poder terminar antes.–Dice con los ojos puestos en la carretera.–

–¿Y como has conseguido arrancar...? –Me mira alzando una ceja y una sonrisa de lado aparece en sus facciones y caigo en la cuenta de que debes estar más que acostumbrado a abrir coches.– Vale, olvídalo.

Y entonces su risa inunda por un segundo el vehículo y siento que algo dentro de mí da una voltereta por haber logrado que ría. Le miro y sonrío también, obviando el hecho de que habría podido robar mi coche si hubiera querido.

–¿Solo robáis coches o también robáis a la gente? –Digo impulsivamente.–

En cuanto las palabras han salido de mi boca me doy cuenta de lo que acabado de hacer y mi mano viaja hasta mi boca, tapándola por la sorpresa que siento por ser tan estúpidamente estúpida.

Un silencio se instala en el coche y sólo se escucha la música de fondo, que extrañamente no es para nada el género que esperaría que él escuchara.

No dice nada y siento la tensión en el ambiente cuando oigo el ruido que provocan sus manos al aferrarse fuertemente al cuero del volante. "¿Por qué siempre tienes que ser tan bocazas, Jayne?", me castiga mi subconsciente.

Y es en ese momento cuando siento que los edificios a nuestro alrededor se vuelven borrosos debido a la velocidad a la que va nuestro coche; me aferro al asiento con ambas manos cuando siento que adelanta a una fila de tres coches invadiendo el carril contrario y casi choca con un vehículo, incorporándose en el carril correcto antes de que eso pase. Pego un chillido y cierro los ojos un instante, con miedo de que vayamos a chocar si los abro.

Siento ganas de llorar porque no me gusta el cambio que ha tomado la situación pero soy consciente de que esto es por mi culpa.

–Para, baja la velocidad. –Le susurro, más aferrada al asiento que antes, sintiéndome pequeña por no poder hacer nada.– Por favor.

Parece no escucharme y le cojo el brazo delicadamente, suplicándole con mi ojos y mi voz de nuevo que reduzca la velocidad. Me mira durante escasos segundos, volviendo su atención de nuevo a la carretera y asintiendo para luego aminorarla.

A pesar de que ya no parece igual de enfadado que antes, tengo miedo de decir algo porque no sé como va a reaccionar y no quiero tentar a mi suerte.

El camino transcurre en total silencio y no he parado de golpearme mentalmente por haber sido tan bocazas y haberle preguntado algo así.

Sé que debería molestarme que se dedique a eso, sé que probablemente eso debería querer mantenerme alejada de él, pero no es así; ni siquiera me preocupa el hecho de que sus actos ilícitos lo lleven alguna vez a estar en prisión.

De repente se desvía de la carretera y se incorpora en un camino de tierra que tras varios minutos nos hace llegar a un claro dónde hay una casa y varios coches antiguos aparcados. Aparca en ningún lugar en concreto y apaga el motor, saliendo de él sin esperar a que yo lo haga.

Cuando cierro la puerta después de salir del vehículo, veo que él ya ha empezado a andar hacia el interior de un garaje que tiene la puerta metálica abierta y hay un coche dentro que supongo que esta por reparar debido a que le faltan varias piezas del chasis. Me apresuro a llegar hasta él y lo agarro del brazo.

Tengo la maldita costumbre de hacer las cosas sin siquiera pensarlas, por lo que cuando sus ojos me miran de forma interrogante ni siquiera sé por qué he hecho eso.

–Perdón. –Me mira con un semblante serio y quiero golpearlo por ser tan perfecto aún cuando parece que quiera matarme.– Perdona por siempre decir lo contrario de lo que debería, son tus asuntos y no debería meterme en ellos.

Sigue sin decirme nada y sigo agarrándole del brazo, por lo que alguno de los dos debería decir o hacer algo antes de que esto se vuelva incómodo.

–Quiero decir, cuando sientas que quieres contármelo estaré disponible de escucharte. –No sé por qué digo lo que digo porque estoy segura de que no va querer contármelo nunca.–

–No somos amigos, no lo seremos. –Dice con un tono frío que logra congelarme.– No voy a contarte una mierda porque no eres ni serás nadie que merezca saberlo así que vamos a terminar de una jodida vez con tu coche.

Se suelta de mi agarre y se dirige hacia el interior del garaje, dónde parece ser que está su coche. Quiero fingir que lo que acaba de decir no me afecta pero lo hace, extrañamente sus palabras se cuelan en mi estómago y me lo aprietan. ¿Por qué tiene que ser tan malditamente frío? Suspiro con fuerza y lo sigo unos segundos después.

–No entiendo por qué cogiste este coche para arreglarlo, Justin. Creí que todo el rollo este de "mecánico veinticuatro horas" era sólo una tapadera. –Dice una voz femenina que me irrita aún ni habiendo visto el rostro de la chica.–

¿Qué?

De repente aparezco en el lugar dónde parecen estar ellos y la chica deja de reír en cuanto me ve. Justin tiene una mano en la cintura y con la otra se soba la cara como si acabara de sufrir el peor día de su vida. Suspira frustrado pero no me mira.

–¿Qué significa que lo de ser mecánico es una tapadera? –Y en realidad no sé exactamente a quién se lo estoy preguntando.–

Y entonces Ayden aparece de debajo de mi coche y se levanta, mirando la escena con un cierto tono de diversión en sus ojos. No estoy entendiendo nada.

–Pues que ellos no son mecánicos, guapa. –Aclara la chica de ojos marrón y pinta de salir de un prostíbulo.– Ellos roban coches, esnifan cocaína, fuman porros, corren en carreras... pero no arreglan coches exactamente. –Dice riéndose, y es cuando lo menciona que me doy cuenta de que ella también está colocada.– Oh, y matan a gente.

"Matan a gente, matan a gente.", pienso. Me encuentro tres veces más asustada de lo que lo estaba cuando íbamos en el coche a máxima velocidad. Algo en mi interior me está gritando algo pero no soy capaz de interpretarlo. Doy pasos inconscientes hacia atrás hasta que mi espalda choca contra una superficie dura y me sobresalto.

–Cállate de una vez, Sandy. –Gruñe Justin mirándome esta vez.–

Y es entonces cuando entiendo lo que mi interior me grita: CORRE.

Fast Cars | Justin B.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora