4.- Abre los ojos.

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All es de las mejores personas que he conocido en mi vida, pero tanto su vida como la mía, no han sido fáciles.

Todo comenzó cuando yo solo tenía trece años, el catorce. El era un completo reprimido con una máscara delante de él, tapando la maravillosa persona que es. El solo se ocultaba de su propia realidad, su padre alcoholico y su madre, alguien que no le apreciaba.

Era un sábado por la tarde y estábamos como siempre mis "amigas" y yo dando vueltas, hasta que todo el mundo gritó que había una pelea. Nos dirigimos todos hacia allá y vi cómo pegaba puñetazos un muchacho a otro, mientras otros le separan del chico que estaba ahí tirado, All.

Sangraba prácticamente por todos lados y me acerque horrorizada al muchacho que estaba tirado. Nadie hacía nada, todo el mundo estaba en shock.

Me agaché, le miré y por alguna extraña razón comencé a llorar, el no paraba de repetir que quería morirse, que no servía para nada, partiéndome el corazón. Uno de los muchachos se acercó a mí mientras le tocaba la cara a All y le decía que todo saldría bien. Y ahí es donde recordé todo.

Pelo marrón, ojos marrones, alto, todo un chico malote. Mendes.

—¿Que coño le ha pasado?.—Gritó acercándose a mí, me miró y frunció el ceño.—¿Me puedes decir que le ha pasado?.—Repitió "calmado",
quitándose la chaqueta de cuero negra y dejándola en la cabeza de este.

—No lo sé, yo estoy con mis amigas...—Mire y mire a todos lados, pero ellas no estaban.—Bueno, ya no. Alguien gritó que había una pelea, yo solo me acerqué, le estaban pegando una paliza, alguien le separó de él.

Mis manos temblaban y me agarro las manos, haciendo que le mirara.

—Eh, escúchame. No le puedo dejar aquí tirado, es como mi hermano.
Ayúdame a llevarlo a mi casa.—Le mire dudosa.

—Si querría haberte hecho daño, ya lo hubiera hecho.

Asentí insegura, confiando en este chico que jamás había visto. Le levantamos y cuando me quise dar cuenta, el grupo de personas había desaparecido.

—Coge mi chaqueta.

La cogi del suelo mientras el le sostenía. Le agarre del brazo al muchacho ensangrentado y lo llevamos hasta una casa bastante destrozada.

Le entramos y el muchacho no paraba de susurrar cosas que nadie podía entender, hasta que me acerque a su boca con mi oído y le escuche susurrar.

—Solo dejadme ir, por favor.—Me puse las manos en la boca, apartándome de él.

—Dice que quiere que le dejemos ir.—El muchacho morocho vino hacia nosotros y le tocó la cara a este.

—Escúchame, Stefan, no te dejaré ir nunca.—Me miro.—Tráeme el botiquín que está en el baño, al final del pasillo puerta izquierda. Date prisa.

Hablo con claridad, sintiendo todo el miedo subir por mi columna vertebral. Hice lo que me dijo, hasta llegar al salón de nuevo. Lo abrió y comenzó por curarle todas las heridas.

—Soy malísimo en esto, mierda, Stefan, quédate quieto.

Le medio gritó. Mientras el otro muchacho no paraba de moverse por todo el dolor que el alcohol le producía. Me estaba poniendo nerviosa.

—Déjame a mí.

Le di un manotazo en la mano derecha y comencé a curarle despacio las heridas, mientras que el otro muchacho daba vueltas por la habitación.

—Escúchame, Stefan, necesito que no cierres los ojos.—Dije una vez hube terminado.—Abre los ojos, vamos, no puedes gastar tu vida dándoles el placer de rendirte. Mi vida no es fácil tampoco, Stefan, no es fácil para nadie. No te conozco de absolutamente nada, pero aun así he venido hasta esta casa con dos chicos totalmente ajenos para curarte. Necesito que los mantengas abiertos.—Llame la atención del muchacho moreno chasqueando los dedos, instantáneamente me miró.—Llama a urgencias, no creo que pueda aguantar mucho.—Asintió cogiendo el teléfono y marcando.

Desde esa noche, no volví a ver al morocho que me ayudó con All. Hasta hoy en día, es él.

Me intimidaba tantísimo porque no creía conocerle en esa época mala de mi vida.

All se convirtió en todo para mí. Le visite durante 5 años a su casa, animándole, alejando todos los monstruos que le rodeaban.

Stefan siempre ha sido el muchacho solitario y jodido hasta arriba de cosas que le han pasado desde pequeño.

All es la persona fuerte que ha construido a su alrededor, por el que soy capaz de luchar millones de veces si el se salva.

El siempre ha sido ese hermano que nunca tuve y que encontré en una estupida pelea.
El es todo para mí.

HURACÁN © Shawn Mendes. EN EDICIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora