23.-Eramos nosotros.

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Las pruebas para Juilliard eran absolutamente increíbles y complicadas.

Mi pasión por el piano comenzó cuando tenía siete años; he seguido con la costumbre año tras año; hasta hoy.

De pequeña soñaba, con mi hermana mayor, a estar entre millones de personas tocando; mirándome solo a mí.

Visualizándome en Juilliard. Y hoy, estaba aquí.

Las notas se escuchaban por todo el increíble escenario y los jueces no dijeron absolutamente nada mientras me veían.

Estaba muy nerviosa; pero esa pieza de Mozart me la sabia de memoria, era imposible fallarla.

Al salir, mis dos mejores amigos y mi madre me estaban esperando con la boca abierta.

—Has estado absolutamente increíble, Less.

—¿Enserio? gracias.—Dije y les abrace a los dos, para después ir a comer por New York, que fue una completa locura, las calles repletas de gente con arte fluyendo por sus venas y un millón de tránsito.

Para después de ese día, regresar otra vez a mi humilde casa.

Subí a mi habitación; tumbándome en la gigantesca cama. Me sentía complemente aturdida, había sido un día de locos. ¿Quién diría que la pequeña Alessia Hill había estado en los grandes escenarios?. No sabía cuando me dirían si había entrado o no, pero estaba que saltaba por las paredes.

Ese día, íbamos a salir todos juntos, menos Shadow, ellos no sabían que había pasado, tampoco me sentía preparada para contarlo y Shadow no se había molestado ni en llamarme. Pero me daba igual, había confiado en alguien para después haberme defraudado de tal manera; con un tema complicado.

La historia se repetía en mi cabeza día tras día, noche tras noche, pero lo mejor era ignorar todo tipo de sentimientos, aunque los acumulará.

No me vestí ni muchísimo menos para ir de gala, me aburría de tantas veces que me arreglaba para ir a una simple fiesta, me cansaba. Pero iba a ir por ellos, porque sabía que les hacía ilusión. Me preparé nada más y nada menos que con un jersey granate largo, medias de rejilla, unas botas tipo militar, labios granates y eyeliner. Cogí mi cazadora de cuero negra y me encaminé a la salida.

All nos recogió y nos fuimos a Santiangel club, uno de los más famosos de todos. No sé porque, porque dentro olía a humedad, marihuana y alcohol fuerte. Entramos ignorando al gorila y nos dirigimos a la barra. Me senté en un taburete, All y Marcus se pusieron a cada lado mío y pidieron bebidas para ellos, a mi no me apetecía.

All se encontraba distante, distraído, pensativo, pero decidí dejarlo ahí y después preguntarle.

Después de un buen rato, y dos Coca Colas tenía muchísimas ganas de ir al baño, pero no sabía dónde estaba. Abría y cerraba puertas por doquier hasta que me quede petrificada viendo la imagen que se hacía presente delante mía.

Era Ian Scott con Marcus besándose. Ian era el más popular del equipo de lacrosse... Dios mío, Ian me miró con el entrecejo fruncido y salí escopeteada, riéndome.

—¡Less!.—Me pare cuando note a Ian agarrarme el brazo.

—No diré nada, Ian.—Se frotó los ojos con la palma de la mano y negó.

—Como se lo digas a alguien me jodes la vida, enserio. No lo hagas, Less.—Le agarré de los hombros.

—No lo voy a hacer, además, deberíais esconderos un poco más.—Me reí, bajando las manos de sus hombros.

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⏰ Última actualización: Aug 02, 2017 ⏰

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HURACÁN © Shawn Mendes. EN EDICIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora