22.-Estaba jugando con la muerte.

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Las lágrimas caían a mis costados. No sabía lo que estaba pasando, y al parecer, nadie me lo explicaría.

Todo a mi alrededor era un misterio, y las preguntas constantes hacían que mi vida fuese un extraño remolino de ideas.

Caminé por el lugar; ahora abandonado, y me encontré en la puerta, a nada más y a nada menos que a Shadow. En cuanto me vio me abrazó, pero yo me quedé así, tal y como estaba; no iba a abrazarla.

—Less, estaba tan asustada; menos mal que estaba Mike ahí.—Se separó de mi.

—¿Quien es Mike, Shadow?.—Miró a todas las direcciones posibles y asentí.—Ya veo. Me voy de aquí.—La sangre se acumuló ahora en mis mejillas; estaba cabreada, cabreadísima.

—No, Less. Espera.—Me dijo ella agarrándome de la muñeca.

—¿A que quieres que espere? ¿A ser tan imbecil como siempre?.—Me solté de su agarre. Y me miró apenada.

—No te puedo...—Me reí irónicamente interrumpiendola.

—Adivino, ¿nada?.—Me cruce de brazos.—¿Quien te lo ha dicho? ¿Alpha?.—Mi mirada se dirigió a la suya.—Esto es una puta tomadura de pelo; que es, ¿un juego? ¿Donde tengo que apuntarme? Porque parece que soy la primera en jugar.—Shadow abrió la boca como queriendo decir algo pero la cerró instantáneamente.

—Less, es difícil.—Solté una carcajada.

—¿Te crees que para mi no? Desde que conocí a Shawn, estoy metida hasta los huesos de problemas; me voy al instituto y más problemas; voy a mi casa y problemas; ¡ni en mis amigos puedo confiar ya!.—Agachó la cabeza.—¿Ahora también ayudas al Señor Alpha?, oh perdón, debería decirlo con más entonación por si me mata.—Levante las manos.

Seguí caminando, dedicándole anteriormente una mirada de asco a Shadow; me había traicionado de una manera u otra.

Ella me intentó parar varias veces pero la ignore; estaba muy harta y muy quemada.

Parecía que el plan de ella era así de simple; comerme la cabeza y tomarme el pelo, y estaba más harta que nunca, muchísimo. A niveles insospechables.

¿Quién narices era Mike ahora? y ¿por qué me había ayudado?. Necesitaba respuestas, y nadie, repito; absolutamente nadie me las daba.

Un coche bastante conocido para mi se puso en la acera de al lado, justo por donde yo estaba caminando. Seguí mi paso, con el coche a mi lado; siguiéndome descaradamente.

—Súbete, Alessia.—Le mire, parándome. Y le saque el dedo del medio. Cansada de todos me encontraba. ¿Quién narices era Alpha? Me estaba destrozando la puta vida.

—Aléjate de mi, Shawn.—Seguí mi camino y el paró el coche, bajándose a mi lado y parándose.

—¿Qué te pasa?.—Preguntó con un tanto de tirria.

—¿Qué que me pasa? ¿Qué que narices me pasa?.—Le mire con cara de asco.—Tú y todas las putas mentiras me pasan. Las preguntas; los ocultamientos. Lo cariñoso que te veías conmigo al principio y lo gilipollas que eres ahora. Eso me pasa, Shawn, eso es exactamente lo que me pasa.—Se relamió los labios y me miró negando la cabeza.

—¿Qué crees que te estoy ocultando, Less?.—Levante los hombros y me reí irónicamente.

—Eso lo deberías saber tu.—Me di la vuelta y seguí mi camino, pero el me frenó otra vez.—Shawn, aléjate de mi. Estoy ya muy harta de tus tonterías, y la de los demás.—Se me hacía tan repetitiva esta conversación; siempre le decía lo mismo y acabábamos igual.

HURACÁN © Shawn Mendes. EN EDICIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora