21.-¿Qué habia pasado?.

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Desconocía el hecho de estar entre cuatro paredes.

Era incómodo, turbio, atormentador.

Cuatro paredes totalmente conocidas se cernían sobre lo que se denomina el cuarto de baño, me estaba asfixiando, otra vez.

Salí de allí en cuanto note esa sensación. Me tumbe en la cama: ¿por qué a mí? ¿Por qué, papá?.

Me vestí rápidamente y me dirigí a la tienda de al lado de mi casa, para comprar bolsas de "guarrerias" según mi madre, yo les llamaba "bendiciones".

Me dirigí a mi casa después de haber comprado todo y me paré en un cartel que ponía; Main Street, no querrás pasar por este atormentado barrio. Pero seguí mi camino, aunque me sonaba un montón...

Llegue a mi casa, avise a Marcus para comer como gordos y ver películas de amor. Llame también a Shadow y a All, que no me lo cogieron.

—Quiero un novio así.—Dije yo, cuando estábamos viendo la de tres metros sobre el cielo, Hache era increíble.

Escuche como mi amigo sollozaba, y le abracé; Nick era un tanto así.

—Tú lo tienes, Less.—Le mire y fruncí el ceño.

—¿Que dices? ¿Donde está? Dale nuestra dirección que yo le enamoro.—Se río.

—Sabes quien es, bobita.—Rode los ojos.

—Que va.

Dejamos ese tema ahí y seguimos hasta las siete de la tarde viendo películas, hasta que Black se tuvo que ir porque había quedado con un amigo suyo, y después estaba yo que no tenía nada que hacer.

Me metí más en el tema de Alpha, pesada, lo se, pero quien la sigue la consigue.

Sabía que los pasos hasta descubrir quién era cada vez estaban más cerca de mi.

Mire en donde tenía ya guardado toda la información y era la dirección del cartel: Main Street. Por alguna razón, sabía que debía ir.

Fotocopie un mapa con la dirección.

Me puse una sudadera ancha, las converse y me dirigí a la parada de autobuses. Tenía miedo, pero iba a hacerlo.

Cuando llegue al sitio, lo mire bien y vi que era ahí; era aterrador. Un edificio completamente abandonado, con cristales rotos, en color gris y no había absolutamente nadie. Estaba aterrada.

Me dirigí a la entrada del edificio y me adentré más. No escuchaba nada, y yo seguía caminando.

El cielo se encontraba cada vez más oscuro, la noche se acercaba y yo solo podía pensar en porque no vine por la mañana. Mierda, Less.

La linterna del móvil alumbraba los escombros que había allí hasta que me fui a una de las tantísimas habitaciones; allí había una mesa con tropecientas sillas. Comencé a escuchar muchísimas voces; estaba en el medio de la sala.

Las voces se hicieron más fuertes, se iban acercando a donde yo estaba. Me metí en una habitación, y me di cuenta de que estaba lleno de armarios y más armarios, no sabía que era eso, no tenía ni idea.

HURACÁN © Shawn Mendes. EN EDICIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora