Lunes, 12 de Diciembre por la noche.
Daba una y otra vez vueltas en mi habitación, repisando los pasos ya anteriormente dados, repitiendo un camino circular.
Maldecía.
No podía evitarlo y es que realmente quisiera hacerlo pero nunca, realmente nunca, me había sentido tan enojado con él.
No sólo me había ignorado por casi una semana, UNA JODIDA SEMANA, sino que también me había ocultado cosas, técnicamente eso es como mentir ¿verdad?
— Sí, ¡Es mentir! — me convencía a mi mismo.
Y cuanta más vuelta le daba más me enfurecía, y me odiaba a mi mismo por esto por que no quería, no me gustaba, estar enojado con él.
— Hin cimbiido michis cisis in istis íltimis dis iiñs. — repetía imitando su voz.
Y sí, realmente que sí.
— ¡¿Mudanza?! — solté con molestia. — ¿Acaso no pudo habérmelo dicho? ¿Porqué me ocultó? ¡¿Porqué?!
No entiendo si pueden imaginar una mínima parte de como me siento.
Después de haber estado con Jungkook, él me había ignorado tanto que llegue a pensar que solo había querido acostarse conmigo para no volverme a hablar o algo así.
Sí, lo sé, suena terriblemente idiota. Pero realmente estaba preocupado, tenia miedo y me sentía muy solo.
Pasaban cosas a mi alrededor de las cuales no entendía ni media mitad, y la sensación de necesitar estar en sus brazos era inmensa.
Pero ahora estaba molesto.
Escuche unos golpes repetidos en la puerta de mi habitación y mi atención fue de lleno allí. Luego de pocos segundos él entro por la puerta.
Y, por favor, casi mando al diablo —YoonGi no me odies por mis expresiones— y al mismo infierno todo mi enojo al verlo.
De pie, como si nada ocurriese, como si no tuviera que darme explicaciones.
¿Qué me daba el derecho de pedir explicaciones? No sé, no me importa pero quiero, no no, EXIJO explicaciones.
Mire cada detalle en el como si fuera la primera vez que lo veía en años.
Sus ojos cafés, sus labios apenas abultados y rosados, su cabello despeinado como tanto me gustaba. Su altura casi llegando a la mía, impotente y fuerte presencia ante mí. Su cuello irradiaba un leve pero masculino perfume.
Su pecho al respirar, su manos en los bolsillos, su cuerpo que ya conocía con detalle cubierto con ropa holgada.
Y todo me gustaba.
Maldición.
Taehyung concéntrate, focaliza, estas enojado.
— Estoy enojado.— solté lo que mi mente decía.
Soy un idiota.
¿Pensar antes que hablar? No, NO SÉ QUE ES.
— ¿Hola? — pregunto con duda ante mi mirada.
No podía aflojar mi ceño fruncido.
— Hyung, ah, esto... Escucha, sé que yo... — trato de hablar rascando su nuca nervioso.
— ¡Tú! — grite. — ¡Mentiroso!
Me acerque en sancadas rabiosas a su lado, sólo para golpearlo y empujarlo.