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Sábado, 17 de Diciembre, por la noche.


Toqué a su puerta nervioso con dos leves golpes. 

Por lo poco que tenia entendido Jungkook y su padre quedaban en lo de su tía hasta que pudiesen mudarse a su nuevo hogar. He incluso creo que yo, a veces, estaba más emocionado por ello que Jungkook. 

Entendía, la situación era difícil. Elegir entre su madre o su padre, no es algo que le desee a nadie. Y había otras cuestiones, yo podía entenderlo pero jamás me animaría a preguntar o indagar en esos temas.

La cuestión en este instante era que me sentía sumamente nervioso. 

¿Por qué? No lo sé, pero el cuerpo a voluntad propia se sentía ansioso de volverlo a ver. De estar cerca de él. 

Nos habíamos vuelto muy unidos, en todo sentido, es decir no podíamos estar más de un día o dos sin vernos o tocarnos. Sin buscar una excusa para ver al otro. 

Y me sorprendía mucho de Jungkook, él no solía ser un chico cálido o afectuoso regularmente, pero deduje que simplemente se había formado una necesidad mutua. Casi como una dependencia. 

Él me necesitaba y yo a él. 

Escuché las llaves detrás de la puerta y dejé de divagar entre tantas idioteces, como siempre hacía.

Como esperaba, él abrió la puerta y una sonrisa boba se tatuó en mi rostro al cruzar miradas. Él también sonreía y eso era lo que más me gustaba.

  — Hola— dijo junto su sonrisa. No podía no admirar su fila de dientes blancos al sonreír de ese modo —. Pasa, ya estoy listo pero debo hacer algo. 

Ingrese educadamente. 

  — ¿Qué sucede? 

Lo observé caminar apurado hasta una habitación.

  — ¿Necesitas ayuda? — ofrecí.

  — No, esta bien. 

Ingresó de nuevo a la sala donde yo estaba. Pero ahora caminando lentamente, acompañando a alguien en su paso. 

No quiero decir que aquella imagen enterneció mi corazón pero es justamente lo que estoy diciendo. 

Jungkook ayudaba a su abuela a caminar, la llevaba tomados de un brazo a paso lento y calmado. Él sonreía, se notaba muy feliz con su compañía. 

— Abuela, te daré las medicinas antes de irme ¿sí? La tía Lizy llegara en cualquier momento del trabajo. 

— Esta bien, cariño, — hablo la anciana—, puedo estar sola unos minutos no te preocupes haciendo esperar a este bello joven.

Aludió a mi persona. 

Ella me observaba con sus ojos algo entrecerrados y sonreía. Sus palabras ruborizaron apenas mis facciones. 

Ella seguía tal como siempre.

Cuando eramos niños siempre nos regalaba dulces, era realmente acogedor sentirse a su lado.

Me acerqué un poco para estar con ella mientras Jungkook caminaba a pasos apurados escaleras arriba.

— ¡Oh Tae! — expreso algo sorprendida — Has crecido tanto. Te has puesto muy guapo. 

Reí ante sus palabras.

Tome sus manos con las mías y agradecí sus palabras.

Ella me observo con más cuidado y lentamente acuno mi rostro entre sus manos.

Art & Pleasure | KookV | EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora