Jueves, 15 de Diciembre, 16:03 p.m.
Estaba tan ansioso que llegué varios minutos antes.
¡Tenía una cita! Y no cualquier tipo de cita, era mi primer cita con Jungkook, mi primer cita con un hombre.
Un hombre wow. Y ni siquiera cualquier hombre. Jeon Jungkook.
Y aunque Jungkook no dijo que lo era, para mi sí era una cita.
Él dijo que era un lugar especial para él, sin embargo yo no entendía el sentido de que un antiguo y viejo lugar como un museo podría ser especial.
Aún así, estaba muy emocionado.
Subí el cuello de mi abrigo lo más que pude, la brisa se colaba en cada rincón posible helando mis huesos. Frote mis manos que eran como dos cubos de hielo.
Y entonces lo ví.
Escuche su voz a lo lejos hablando por teléfono.
— Te dije que necesito más tiempo— se quejaba— Una semana, sólo dame una semana.
¿Una semana?
Conté con mis dedos, —y en mi mente—, en una semana aproximadamente sería navidad.
Recordé que mis padres cenan cada año después de las misas con la familia Min.
— No ames a un hombre.— recordé—. Duele, duele demasiado.
Y la imagen de la sangre corriendo por sus manos y resbalándose por sus dedos hizo estremecer mi espina dorsal.
No había vuelto a ver a YoonGi. No había si quiera hablado con Jimin.
¿Porque ninguno de los dos mencionó antes que se conocían?
Supongo que en parte me sentía ofendido y por otro lado sentía que no debía meterme.
Estaba muy sumergido en Jungkook.
— ¿Tae? — pregunto al acercarse a mi.
Bajo su abrigo que lo cubría hasta la nariz y me mostró una sonrisa enorme, la cual se reflejo también en mi.
— ¿Qué pasara en una semana? — pregunté curioso por su conversación.
Su semblante cambió a uno más triste, moviendo sus cejas raro y presionando su mandíbula, pero no borro su sonrisa.
— Es la mudanza, cosas con mi padre — suspiró.
— ¿A dónde iras? — volví a ser curioso.
Él sonrió aún más.
— Es sorpresa. — se limito a decir — ¿Entramos? Hace frío aquí.
Asentí con una mueca feliz en mis labios.
Jungkook empujó la puerta. El lugar era muy distinto a como se veía por fuera. Luces en las paredes decoraban he iluminaban cada sector.
En medio de los pasillos había lugares para tomar asiento, todos frente a alguna escultura, pintura o retrato.
Mis ojos comenzaron a viajar por todos lados, queriendo ver todo a la vez. Llenándose de información, de belleza.
Comenzamos a caminar por un pasillo que guiaba Jungkook.
Repentinamente, sentí su mano sobre la mía. La frialdad de mi temperatura contrastaba con su calidez y la suavidad de su piel.
Me sorprendí, jamás había tomado de mi mano en público. Jamás había tomado de mi mano.