Tres años después.
Soy un miserable.
No encuentro otra palabra que me describa a mi mismo en estos momentos, en este instante de mi vida.
El tiempo ha pasado y yo me he convertido en algo desagradable. Desagradable para mi mismo.
Odio en lo que me he convertido. En lo que deje que el tiempo hiciera sobre mí, dejé que me consumiera. Me dejé morir en vida.
No sé que ha sido lo peor de todo, no puedo ordenarlo. Mi mente ya ni siquiera funciona como debería. Me lleva en viajes entre el espacio y el tiempo, entre el pasado y el presente constantemente.
Sé que todo tuvo un porqué, una razón de ser, pero aún aceptándolo no puedo dejar de sufrirlo. Y no tiene sentido, se supone que debería superarlo pero es simplemente imposible.
Es algo tan insignificante, pero no puedo.
He intentado, día a día, con el paso del tiempo abrir mis ojos cada mañana al despertar con la intención de cambiar algo. Con pretextos estúpidos que camuflan que ya estoy cansado de sentirme triste. Con motivaciones falsas, inútiles. Nada funciona.
Enfocarme en mi trabajo fue una distracción que duro muy poco también. Al principio sentí que había llegado finalmente donde tanto había soñado, pero al estar allí sentí que incluso teniéndolo todo me faltaba algo.
Un hueco en mi estomago, un vació en mi pecho, un dolor que sencillamente no me deja en paz. Y crece cada día un poco más. Acabando conmigo.
Tengo todo lo que cualquier otra persona podría querer, todo lo que creí que siempre quise. Pero no me es suficiente, no me alcanza. Y esto me frustra muchísimo.
Obtengo cosas que me resultan insignificantes, que el resto del mundo me halaga he inclusive llegan a envidiarme, mientras que yo anhelo aquello que no puedo tener.
Y así pasamos la vida. Y así se pasa mi vida. Mi asquerosa vida.
¿Qué si no he hecho algo para cambiarla? Por supuesto.
Hay algo que los doctores me explicaron como píldoras del olvido. Reí amargamente, según ellos son efectivas además de muy costosas. Pero sinceramente gastar mi dinero en cosas inútiles no me importa. Y sí realmente alcanzo un día a lograr olvidar lo que quiero, creo que tampoco obtendría eso que ellos llaman el fin último: la felicidad.
No puedo olvidar, y el dolor no se va. Y creo que no quiero que se valla.
Mantener estos recuerdos me recuerda a cuando sí fui plenamente feliz. Y aunque recordarlo me duela en el alma, no puedo soltarlo, es lo único de ti que aún me queda, que aún esta conmigo.
— Ten. —ofrecí extendiendo mi mano.
— ¿Que es eso? —preguntó curioso.
— Es mi cuaderno de dibujos, aún no lo he usado. —expliqué—. No soy bueno dibujando, así que puedes tomar el mío.
El pequeño Jungkook estiró sus brazitos y tomó con cuidado el cuaderno de tapa dura y color azul marino, miro las hojas blancas he intactas que yacían en él y luego me observó.
— Tómalo, pero no llores ¿Sí? —dije mostrando mi mejor sonrisa.
— Yo no tengo nada para darte a ti, lo siento. —susurró.
— Sólo permanece a mi lado.—pedí —. Desde ahora seamos mejores amigos.
