Siempre crecí pensando en el bienestar de los demás,
así fue como me olvide de mí misma, solo quiero poder
sentir el abrazo de mis padres, en ellos encontraré la respuesta,
pero ahora que se fueron, poco más que su voz llego a recordar.
"Ve eterna f...
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No había podido dormir en toda la noche, la sola conciencia, me atormentaba y por causa de ella, a la mañana no podría estar listo para el entrenamiento. Esto era un completo fiasco, por mi curiosidad había perdido el sueño por completo, solo me quedaba andar hasta que las ganas volvieran o eso pensaba.
Al notar la luz de la campaña más cercana, me acerqué sin pensarlo dos veces, pues aquella luz podía verse desde la lejanía de donde yo me encontraba. Dentro de ella se encontraban todos los comandantes de las aldeas cercanas, incluso de las colonias más alejadas, por supuesto que quién los había convocado era mi padre, pero ¿Para qué? Sin la intención de llamar mucho la atención, me levanté de entre el barro y me acerqué un poco más, algo más cerca para poder escuchar mejor.
—Como sabéis muy bien todos, hemos estado durante miles de años buscando la cura a nuestro mal, pero ahora, ahora podremos vernos libres del encantamiento. La noche de luna roja, fue inaugurada hace un mes, en esa misma fecha nació una de las promesas en el reino de Deyron, la primera hija del rey Fareyent, que hasta hace pocas horas dejó de ser un secreto gracias a nuestros espías —Explicaba mi padre. No entendía nada ¿Luna Roja? ¿Hija del rey Fareyent? Tantas cosas estaban siendo nuevas para alguien que solo se encargaba de echar un vistazo a la entretenida información que salía de sus bocas, al parecer se notaban ansiosos ante las noticias expuestas por mi padre, pero ¿Por qué?—. Esa misma madrugada nosotros capturamos a la bruja, como podrán recordar, la encontramos herida a causa de magia blanca. Después de su muerte, dejó todo su poder a un recién nacido, que en ese momento, como podemos deducir, era la hija de Fareyent, ahora si el sabio no se equivoca, la cura para nuestro mal se encuentra en el corazón de aquella joven. Debemos ir a por ella. Atacaremos al anochecer más próximo, estad preparaos para lo que pueda suceder, ellos no son tan tontos como pensamos y aunque los tomemos por sorpresa, pueden estar preparados para lo que sea, recuerden que ya se han defendidos de nosotros innumerables veces, no podemos permitirnos perder contra ellos —Culminó mi padre.
—Padre ¿Crees que debamos atacar? ¿No es exagerado de tu parte? Al parecer ustedes quieren demostrar ser más inteligentes que los humanos —Intentaba aclarar—. No es mejor pedirle por las buenas que nos ayude, pues quitarle el corazón solo causaría más guerra que sin lugar a dudas, nunca más dejaría dormir a esta aldea —Hablé tratando de ser más inteligente.