4º / El Ultimo Adiós

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      La noche estaba en mi contra, ninguna de mis acciones había servido para evitar un conflicto con Gabriel, pero es que era inevitable, su sola presencia me causaba múltiples ideas de como vengarme. Estaba aburrida, mirando desconsoladamente al techo de mi cuarto, como si quisiera encontrar la manera de revertir mis actos, lamentablemente era tarde, no había nada que hacer, las cosas estaban hechas y habría que aceptar las consecuencias de una u otra forma.

      Estaba a tan poco de dormir, hasta que escuché nuevamente la conversación de mis padres; me levanté sin pensarlo mucho y siguiendo los mismos pasos, que hace unos momentos había dado para ingresar a mi recamara, pude llegar a la puerta del comedor, abrí lentamente y sin hacer el más mínimo ruido me propuse a escuchar, mientras me aseguraba que Gabriel no saliese.

          —Lo siento Fareyent, no puedo seguir más con esto, sus comportamientos son demasiado para mí paciencia, siento que se me van de las manos y ni siquiera sé el por qué, trato de que sean lo más educados, los más presentables, los hijos de unos verdaderos reyes, pero no logro conseguir nada, es como si mi rol de madre estuviera en estos momentos por los más bajos puestos, pareciera que se repelen, nunca pueden estar uno junto a el otro, porque si no se arma el conflicto y todos salen lastimados, incluso yo —Enunció Endorha mostrando en el rostro la expresión de desdicha y decepción—. Simplemente ya no sé qué hacer, no sirvo para madre ¿Es acaso eso?

          —No, tú sabes muy bien que no —Mi padre dirigió su mirada hacia ella—. Todo este tiempo te he visto esmerarte, has sido la mejor madre que ellos han tenido el privilegio de tener, no tienes por qué avergonzarte de ser madre, pues tú eres la más perfecta de entre todas las mujeres y yo, quién te ha aprendido junto a ti, puedo asegurar a cualquier que se cruce en mi camino, que la madre de mi hijos es mi inspiración en batallas, la que me enseñó a ser buen padre, la que nos enseñó que una familia es más importe que los amigos, la que nos dio el verdadero significado de lo que es Amor.

      Los ojos de mi madre volvían a brillar, como el primer día en el que mi padre la conoció, ese mismo momento en que aseguraron la vida de los dos en un eterno sonar del amor.

          —Además sabes que desde que nacieron, ninguno de los dos soportaba al otro, y lo que más me causa gracia es que los dos se apoyan en momentos críticos, claro, algo muy lógico entre hermanos, pero su lazo va más allá que la simple sangre —Agregó.

      De pronto las palabras fueron selladas en un encarnado beso, que solo los verdaderos enamorados se dan, aquel que pienso dar algún día, sus labios se alejaron, para poder respirar y después de unos segundos donde sus miradas se fundieron, me retiré, había visto demasiado, ya llegaría mi momento, pero me había encantado poder saber que las cosas estaban por buen camino.

          —¿Fareyent escuchas eso? ¿Qué crees que sea?

          —No lo sé, pero no puedo respirar... ¡Endorha no te muevas!

Lost In Your Eyes - [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora