Siempre crecí pensando en el bienestar de los demás,
así fue como me olvide de mí misma, solo quiero poder
sentir el abrazo de mis padres, en ellos encontraré la respuesta,
pero ahora que se fueron, poco más que su voz llego a recordar.
"Ve eterna f...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
---Violet---
Mi mundo se había desmoronado, todo lo que más quería en este mundo había desaparecido, por esas estúpidas criaturas lanza fuego, ¿Por qué? ¿Acaso les habíamos hecho algo?, una brisa mañanera acariciaba mi cara, al parecer estaba dormida, un fuerte olor a azufre se intentaba camuflar entre ese cálido aire, decidí despertarme.
––¡Qué!, ¿D-Dónde estoy? –dije aún con un aparente sueño.
––¡Gabriel despierta! –grite exaltada.
––Que pasa Violet, creo que todavía sigues soñando –habló Gabriel incomodándome aún más.
––No ves en dónde estamos.
––¡¡Dios!! –gritó muy fuerte–. ¿C-Como llegamos hasta aquí?, no es posible los hombres no flotan en las nubes ¿O sí? –Gabriel y su aparente sarcasmo, sus ojos voltearon a mirarme.
––O no..., lo lamento pero yo no tuve nada que ver que estemos en medio de la nada flotando en una nube.
––Entonces ¿Que más podría habernos pasado?–. Al oír las palabras de Gabriel el aroma a azufre se intensificaba a cada paso que daba en la gran nube.
––¿Hueles eso? –pregunté.
––Sí, sí –respondió Gabriel algo confundido y se le notaba el evidente temor en cada pisada que daba para acercarse hacia mí.
––Crees que es...un...D-R-A-G-O-N –dijo Gabriel tartamudeando.
––Tranquilo es evidente por el olor pero que no cunda el pánico sé que hacer, solo estate quieto –dije intentando calmar a Gabriel y sus desenfrenados nervios.
––¿Violet que piensas hacer?
––Algo de lo que no creo arrepentirme–. sin pensarlo mucho, utilice el agua de la nube e hice una estaca hecha de hielo, no pensaba en que consecuencias podría causar, solo quería vengarme, en mí solo existía ¡Furia!.
––¡No lo hagas!, no sabemos que podría pasar, recuerdas que estamos en medio de la nada, volando sin saber cómo hacerlo –dijo Gabriel intentando detenerme.
––Lo siento... –la poca visibilidad causada las nubes, no me dejaron ver exactamente en donde le di, pero a la hora que se lo clave se escuchó un fuerte gruñido que nos tambaleo tanto a mí como a Gabriel.
––¡Estás loca! ¡Caeremos! –Gabriel empezaba con sus lloriqueos.
––¡Ven! – grite al ver que rápidamente cuando me percate que estábamos descendiendo a gran velocidad
––Violet no piensas que saltaremos ¿no? –dijo Gabriel leyendo mis pensamientos, siempre habíamos tenido la capacidad de hablar por telepatía pero nunca la habíamos utilizado.
––¡Ahora! –cuando caímos, lo hicimos en un lago inmenso, me parecía que amortiguaría la caída pero no fue así, tarde unos minutos en volver en sí, agarre a mi hermano y salimos a la orilla.
––¿Estás bien? –pregunté.
––Quiero hacerlo de nuevo –dijo Gabriel riéndose con dolor.
––¿Ves esa mancha de humo?
––Aja, ¿ahora que pretendes? –preguntó Gabriel mirándome raro.
––Seguirlo..., seguro que nos llevará hacia al dragón que derribamos –dije decidida, sentía tanta furia en ese momento que ni siquiera me percate que me había rasguñado el brazo–. ¡Tonta! –murmuré
––Wow, tu brazo esta...
––Ya déjame de mirarme así y levántate tenemos que seguir, quiero ver en donde cayó ese estúpido dragón.
––Piensas que te voy a dejar que vayas así, no señorita tú vas a descansar han sido muchas emociones por hoy, lo mejor será descansar, además si está muerto no se ira a ningún lado –insinuó Gabriel.
––Esta bien..., pero saldremos al amanecer ¿Ok?
––Si, ahora buscare leña –en el instante que se paró Gabriel note que tenía sanguijuelas adheridas al cuerpo.
––Eeeeee –No sabía si decirlo o matarme de risa–. Gabriel tienes, tienes.... –no aguante la risa se escapó sin previo aviso.
––¿Qué cosa? ¡Que tengo! –al voltear se dio cuenta...
––¡Ayuda! – gritó fortísimo.
––Ya cálmate solo quieren un huésped que les proporcione comida –dije Riéndome a carcajadas.
––¡Para ya!, esto no es broma, he seguido tus tonterías hasta un punto en que ya me colmó, no podías haber sido una chica normal, ¿Acaso no te das cuenta? Hemos perdido todo lo que queríamos, nuestros padres perecieron y aún así te das el lujo de ir despreocupada, sinceramente no sé quién eres... –me cayó Gabriel–. Escuche cada palabra, cada silaba, que salía de la boca de Gabriel, me había impresionado que hubiera explotado tanto, nunca en mi vida lo había visto tan responsable, estaba en shock...de pronto se escuchó un fuerte gruñido procedente del bosque.