Capítulo 40 - "Stonehenge, La Fuerza de una Flecha"

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      ––Bueno, lo único que te podré aconsejar es que los sentimientos son pasajeros, uno nunca sabe hasta cuándo se quedarán y en ti está poder controlarlos, si tu sintieras rabia ya hubiera hecho cenizas este bosque, si tu sintieras pena, este bosque estaría inundado, lo que sientes es reflejado en la forma de moverte, hasta en la batalla, así uno puede saber qué es exactamente lo que está pensando el contrincante –aclaró el maestro.

      ––Tienes razón, creo que dejaré de pensar tanto, eso me distrae, empezaré a confiar más en mí, total soy yo quién tiene la tarea de exterminar a alguien, supongo que deberemos de empezar –dije mirando el resplandeciente día.

      ––Entonces sígueme, el entrenamiento no será nada fácil.

      ––Tenías mis dudas, ¿Estarías dispuesto a escucharlas? –pregunté, después de todo es un ser de mucha sabiduría y poder, no quisiera que nada le pasara, mis respetos por él son incontables.

       ––Te escucho, el camino es largo y una distracción me vendría bien –agregó bajando la velocidad de su caminar.

       ––Pues ¿Qué me vas a enseñar? ¿Me ayudará a vencer a la bruja? ¿Haré bien en alejarme de mi grupo? ¿Cuánto tiempo estaré aquí? –parecía una chiquilla indecisa, algo que mis padres nunca me permitieron ser.

        ––Parece que tus inquietudes son más que tus curiosidades, no temas solo estarás unos días, incluso horas, claro, si es que aprendes rápido, pero con esos pensamientos, dudo que lo hagas veloz.

         ––Esta bien, pero es imposible deshacerme de mis pensamientos, mi conciencia es terca y me da la contraría, por eso siempre confío en mi corazón –justificaba algo incomodada.

         ––¿Y si tu corazón falla?

         ––¡¿Qué quieres decir?!

         ––Eres la primera persona que conozco, la cual nunca ha hecho caso a su conciencia y eso no siempre es bueno, la mente se encarga de darte las soluciones más básicas, ya sea para problemas cortos o complicados, claro que está en la persona hacer caso a su conciencia, yo no puedo obligarte a eso, pero tal vez, solo tal vez, tu si puedas.

         Las palabras del Ciervo me plasmaron, había por fin comprendido, yo siempre hice caso a mi corazón, pero el a veces se equivoca, el a veces comete tonterías, mientras que mi mente siempre trató de captar mi atención, la cual nunca le presté, ni siquiera por un momento, esta fase de mi vida es algo nuevo, espero que sepa manejarlo.

         El camino se tornó silencioso, no volvimos a hablar, yo por mi parte quería decirle tantas cosas, quería explicarle lo que siento, pero algo me decía que no, algo me decía que no era el momento correcto, pero ¿Quién era?, al fin había escuchado mi conciencia, pero ¿Tomaría su mensaje como algo cierto?, decidí callar, algo que para mí era nuevo, pero es parte de la madurez, del control, sin él no llegas a ser nada.

          Su mirada reflejaba la belleza del bosque, sus fuertes patas dejaban marca en la fértil tierra, mientras que su respirar inspiraba a las aves cantar, un ser con tanto que contar y ni una sola palabra escuche de él, parecía que su curiosidad había sido remplazada por templanza y armonía consigo mismo, deseaba llegar a ser alguien como aquel ser, algo completamente diferente a las comunes leyendas de bárbaros quebranta huesos, algo me decía que yo sería mejor y esta vez sí le creería.

          ––Bienvenido a tu centro de entrenamiento –aclaró el ciervo, en su voz se notaba su entusiasmo, aunque su rostro no lo demostraba.

          Doce, doce piedras colocadas en una circunferencia, cada una diferente a la otra, los árboles eran mucho más verdes, en esta parte, el aire te hacía sentir que podías flotar y el sonido del follaje era música para cualquier oído, espectacular.

           La poderosa magia que emanaba del lugar era sorprendente, la pureza no era de esperar, su fuerza era impresionante, cualquiera que estuviera aquí siempre se sentiría protegido, ser libre, en este lugar si se podía.

           ––Este siempre fue mi lugar preferido para estar en paz, aquí la energía que nace de cada uno de nosotros, se puede sentiré, aquí todos nos conocemos, somos hijos de una misma madre, la naturaleza.

           ––Esto es impresionante –dije tocando una de las rocas gigantescas.

           ––Quiero enseñarte lo que sé, ¿Te comprometes frente a la madre naturaleza?

           ––Si –asentí con una sonrisa.

           ––Entonces hemos dado inicio a tu entrenamiento oficial –esas palabras me hicieron recordar a las misma que una vez dijo Anker, pero ahora ya no sentía nada, más que felicidad, no sé si era porque estaba en este lugar, pero por primera vez me sentía completamente feliz.

           Todo tipo de complicaciones y problemas había desaparecido, todas aquellas catástrofes que viví, ahora si quiera recordaba por que pasaban, la naturaleza estaba limpiando mi energía, ahora estaría en armonía, como ella solo lo sabe ser.

           ––Por miles de años las diferentes personas que han estado en presencia de este stonehenge, han pensado que fue construido con fines habitables, pero en realidad, es un campo de comunicación con el corazón de la madre naturaleza, hace mucho fue construido y su poder espiritual ha ido aumentando década tras década, ahora os toca a ti ser quién descubra su verdadero potencial –explicó–. Ahora ven acércate, quiero que levantes tus brazos, como si estuvieras dando uso a un arco.

           Sin mucha dificultad levante mis brazos, de repente sentí como las ramas se unían a mis brazos, no abrí los ojos, solo sentí lo que nunca había experimentado.

           ––Ahora quiero que hagas que la punta de la flecha se prenda, solo tu mirada lo tocará, inténtalo –dijo.

            Intente de todo, pero no podía, algo no estaba bien.

            ––Relájate, siente que la fecha es una parte de tu cuerpo, enciéndela y déjala ir.

            ––Tú puedes –susurré.

            Vi como aquella punta se encendió a causa de mi mirada, mis movimientos se volvieron coordinados, sentía todo a mi alrededor, era capaz de darle a cualquier objeto de lejos, incluso podía ver a los Orcos desde aquí, espera ¿Orcos?

            ––Ya los vi, tranquila, tu sigue, están muy lejos, ahora prueba haciendo con el hielo, luego con el trueno, finalmente perfecciona tu fuego, quiero que sea blanco, como la eterna pureza del bosque, solo se tu misma y verás lo que llegarás a ser.

  "Soy una sola, soy una flecha, corto el aire al pasar, soy mi propio tirador, mi trazo es único e incomparable, aquella que fui desapareció, aquella que solía conocer, es ahora a quién desconozco, mi corazón esta bien, pero mi espíritu no, ve delicada flecha, corta mis venas, quebranta mis lágrimas con tu eterna fiereza"

Lost In Your Eyes - [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora