Capítulo 29 - "Corazones Quebrantados"

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---Violet---

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---Violet---

Habíamos salido de ese lugar con algo de suerte, los pasillos eran inmensos y las habitaciones no eran más que miles de millones, un lugar algo extraño para estar debajo de un árbol.

              ––¿A dónde vamos? –interrumpió Hana con su melodiosa y tierna voz.

              ––A dónde el destino nos lleve – respondí mostrándole una cálida sonrisa.

              ––Anker podrías descender un poco, no me siento muy bien cuando estoy alejada del suelo –habló Hana dándole una dulce caricia en el lomo del imponente dragón.

               ––Veré que puedo hacer, las nubes son espesas y quitan la visibilidad. Claro si alguien me ayudara... –estaba segura que esas palabras venían para mí. 

               ––Lo siento no me di cuenta –dije alejando la tormenta que se avecinaba, de los ojos de Anker.

Aun estábamos todos cansados y con pocas ganas de hacer algo, lo que me tenía intrigada era por qué con Hana mi fuego se convirtió en azul ¿Acaso ella poseía una magia más fuerte que Malhora? O ¿Fue algo de suerte? No quería arrebatar la tranquilidad a nadie así que decidí quedarme callada.

               ––¡Escuchan eso! –exclamó Hana mirando al vacío.

               ––¿De qué hablas? –preguntó Malhora acercándose a ella.

              ––No percibo nada ¿Te encuentras bien? –vaya, Malhora ya estaba pensando que la niña estaba loca. 

Mas tarde me daría cuenta que Hana no estaba bromeando.

              ––Ustedes no lo escuchan, pues creo que deberé ir yo –dijo muy valiente y osada de sus palabras. 

Sin temor alguno vimos como saltó desde Anker, no sabíamos que había abajo debíamos ayudarla. 

             ––¡Dios! –gritó Gabriel acercándose a la orilla del dragón. 

             ––Tengo que ir a por ella –dije saltando sin saber en dónde aterrizaría. 

Después unos segundos de niebla espesa logré ver, lo que estaba debajo de nosotros era un inmenso mar, sin ganas algunas de mojarme controlé las corrientes de aire haciendo que mi aterrizaje no fuera tan brusco.

             ––¡Hana! –grité sin escuchar respuesta alguna por parte de ella.

             ––¿Violet? Ven conmigo –dijo una pequeña sirenita bajo el mar. 

             ––¿Hana eres tú? Tú no puedes nadar en aguas saladas –estaba asombrada, sabía que las "Néreyas" no podían nadar en aguas donde la sal abunda ¿Qué clase de néreya era Hana?  

             ––Solo acompáñame, hay algo al fondo que me llama sin cesar y es mi deber descubrirlo –sinceramente era muy decidida y mi curiosidad aumentaba cada vez más.

             ––Esta bien –solté entrando al agua, de pronto había recibido un beso en mi mejilla por parte de Hana la cual solo sonrió. 

             ––Ahora podrás respirar bajo el mar cuando lo desees –tenía razón, un relato contaba que si una sirena te da un beso no morirás ahogado ya que podrás respirar.

             ––Ven conmigo –habló Hana tomándome de la mano y dirigiéndome a donde la corriente la llevaba.

             ––Hana ¿Segura de a dónde vamos? –pregunté. 

Los animales y corales parecían disminuir a medida en que nos profundizábamos, ni siquiera la luz del sol penetraba, estábamos completamente a oscuras.

            ––¡Llegamos! –exclamó enseñándome una inmensa edificación la cual yacía enterrada en lo más remoto del mar.

Entramos con mucho sigilo intentando no llamar la atención de cualquier animal feroz que existiera por estos lares, pasamos por muchos panteones realmente gigantes sin mucho atractivo para mí, era impresionante y a la vez intrigante como una civilización había perecido en lo profundo del océano.

             ––Mi hogar... -susurró Hana quedándose quieta frente a una estatua de una mujer muy bella, de pronto había soltado una lágrima cristalina, era notoria, tenía un brillo único que no se confundía con las demás masas de agua.

             ––¿Qué este lugar? –pregunté suavemente, no quería hacerla recordar cosas de las cuales no se sentía orgullosa.

– Esto es la Atlántida, un lugar muy mítico y especial, aquí es donde una civilización tan avanzada floreció sin peligro alguno, aquí es donde yo nací, dónde los antepasados de mi madre nacieron...pero ahora solo quedan escombros de lo que un día fueron bellas e inmensas construcciones.

             ––¿Quién hizo esto? –me sentía culpable por seguir preguntando, pero si no lo hacía nunca podría desahogarse.

             ––Pira... - Su voz se quebró al no poder terminar la palabra.

             ––Esta bien Hana debes de sacar afuera lo que has estado guardando por tantos años.

             ––Mi madre era la que dirigía este lugar –empezó a soltarse–. Pero un día vimos miles de barcos acercándose hasta llegar a la orilla de lo que antes era una isla. No tardaron en llegar hasta nosotros, fueron crueles y despiadados, saquearon miles de cosas y se llevaron reliquias valiosas para nosotros.

             ––¿Por qué no se defendieron? –interrumpí queriendo buscar la mirada de Hana pero...no la hallé.

             ––Si lo hicimos pero...no fue suficiente para pararlos, una gran parte de nuestra raza perecieron en combate y otra en protegerse. No sabíamos que hacer, la única que se hizo cargo y luchó fue mi madre pero no puedo hacer nada, eran demasiados, al ver la injusticia, Poseidón "Dios de los mares" castigó a los piratas haciendo que la isla descendiera lo profundo del mar; yo creyendo que había pasado todo, me avisaron que me madre había sido capturada por estos hombres.

             ––Cuanto lo siento –dije abrazándola.

             ––Quise ayudar pero era joven e inexperta, me sigo lamentado por mi mamá, la extraño, quiero otra vez percibir su aroma y ese cariño que siempre me mostraba –después de esto Hana estalló en llanto, necesité sacarla del agua y llevarla de vuelta a la superficie donde Anker y los demás nos estaban esperando. 

Lost In Your Eyes - [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora