Creo que te Amo...

5. Centro Comercial

Después del almuerzo, las clases siguieron con toda normalidad. El aburrimiento se podía palpar en el aire y los alumnos empezaban a tener otra vez hambre.

Mika y Yuu estaban en clase de Historia y, aunque atendían, no podían concentrarse debido a la proposición que les habían hecho sus amigos.
¿Salir juntos? ¿A quién se le ocurriría?

Las clases acabaron horas más tarde y el grupo de amigos se encontraba ahora en la salida.

- ¿Queréis hacer algo esta tarde? - propuso Mitsuba -.

- ¿Vamos al centro comercial? - preguntó Yoichi - Tengo que comprar ropa. Así Kimizuki me ayuda a escogerla - añadió -.

Shinoa se rió y las mejillas de Kimizuki tornaron a un color rosado.

- Por mí bien - respondió Shinoa - ¿Qué te parece Mikaela?

- Vale - respondió tímido - ¿Tú vienes, Yuu-chan?

- Qué remedio... Si no voy contigo a saber de qué manera te perturban estas dos.

- Pues decidido. ¿A qué hora nos vemos allí? - preguntó Mitsuba -.

- ¿Sobre las 6 está bien? - propuso Kimizuki -.

- Vale - dijeron el resto al unísono.

Minutos después, cada uno se fue hacia su casa, ansiando la primera salida como grupo de amigos con Mika.

Yuuichiro llegó a su casa y su padre Guren lo recibió.

- ¿Qué tal? ¿Has hecho algo útil en el instituto o ha ido como siempre? - dijo éste desinteresado -.

- Qué gracioso. ¿Dónde esta mamá?

- Shinya ha quedado hoy con sus amigas. No volverá hasta por la noche.

- Ya veo - respondió el moreno sin prestar demasiada atención. Se acercó a la mesa del comedor y empezó a almorzar - Por cierto, luego voy a dar una vuelta con mis amigos por el centro comercial, ¿vale?

- No habrás quedado con tu novia, ¿no? - preguntó mirando de reojo a su hijo -.

- Ayer corté con ella, papá - dijo Yuu a media voz -.

- ...Bueno, ya era hora de que lo hicieras - dijo Guren, ahora con un tono más serio - No te preocupes, no sabe lo que se pierde.

Tanto Yuu como su padre se quedaron callados y se hizo un silencio incómodo.

Yuuichiro terminó de comer y subió a su cuarto. Tenía un nudo en la garganta y los ojos a punto de estallar en lágrimas.
Akane había dejado en él una huella mayor de lo que había imaginado.

Por su parte, Mikaela aún estaba camino a casa porque se había perdido un par de veces. Al final tuvo que usar el Maps.

Cuando llegó, su madre lo recibió con los brazos abiertos. Su padre no estaba ya que se pasaba la mayoría del tiempo trabajando fuera.

- ¡¿Qué tal te ha ido en tu primer día de instituto, cariño mío?! - dijo mientras achuchaba a su hijo cual peluche -.

- Bien, pero suéltame que me estás haciendo daño.

- ¡Lo siento! - se disculpó y soltó a su hijo - Entonces, ¿ya has hecho amigos?

- Sí. Esta tarde hemos quedado en el centro comercial para dar una vuelta.

- Ah, que bien. ¿Y va el chico del cine?

- Sí, ¿por?

Su expresión cambió radicalmente.