Soledad

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SOLEDAD

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Nosotros, el temible distrito 2, donde se hacen los mejores profesionales, el distrito que gana casi todos los juegos. También es un distrito donde la gente no conoce la felicidad, y no porque nos maten de hambre o trabajemos incansablemente... la verdad razón por la que no conocemos la felicidad u otra emoción parecida es porque debemos acostumbrarlos a la soledad.

Desde pequeños nos enseñan que no se debe fraternizar con nadie. No se debe porque tal vez, algún día. Tengas que matarlo.

Nadie en este distrito vive o conoce un sentimiento verdadero hasta los 18, hasta que ya no es posible que te elijan para los juegos.

Ahora entiendo porque nos está prohibido vivir antes de los 18.

Sí formas lazos con alguien... morirás en los Juegos del Hambre.


Desde que mi hermana murió me sentí extremadamente sola. Cato se había internado en la más exclusiva academia de entrenamiento del distrito, pocos logran entrar ahí, él lo logró apenas se lo propuso. No lo vi durante 2 o 3 años ya que pasan todo el día ahí, salen muy temprano en la mañana y regresan hasta muy tarde por la noche, los mejores vivían dentro de la academia, pocos días pueden tener libres.

Durante esos años intente no recordar  el tirón de cabello que Cato me había dado pero su prohibición de entrar a la academia estuvo en mi mente durante todo ese tiempo.

Recuerdo bien el día... la noche, en el que toda mi vida cambio. Era la noche de mi cumpleaños número 11, había decidido dormirme temprano ya que estaba cansada de ayudar a mi madre a limpiar la casa para que al día siguiente su hermano y sus hijos fueran a casa a celebrar mi cumpleaños.

Esa noche soñé con mi hermana y sus juegos, la vez que explotó en mil pedazos y como el hermano de Cato también voló en pedacitos. Entonces el sueño cambió y era yo quien abrazaba el cuerpo del pequeño Lucas y justo antes de volar en pedazos era a Cato a quien abrazaba. Luego me desperté. Lloraba inconsolablemente. El día después de mi cumpleaños, tome los cuchillos de mi hermana y comencé a entrenar. Me prometí que entraría a la academia y protegería a Cato por siempre.

Que estúpida era.

Ese año un enorme sentimiento de soledad me invadió. Siempre quise que fuera mi hermana quien me entrenara para los Juegos, pero ella ya no estaba ahí y yo debía hacerlo sola.

Mantuve mi entrenamiento en secreto hasta mi cumpleaños número 12, cuando les dije a mis padres que aplicaría para entrar a la academia de Cato. Mi madre lloro amargamente pero mi padre estuvo dispuesto a llevarme el mismo.

Entre. Mi entrenamiento había dado frutos. Era la mejor lanzando cuchillos.

La mujer que me acepto en la academia se llamaba Lina, había ganado sus Juegos unos 15 años atrás y ahora entrenaba reclutas. Era una mujer alta, de tez muy blanca y unos ojos negros temibles. Verdaderamente temibles. La primera vez que la vi, note que no tenía ni un poco de brillo en ellos.

—Clove River, hermana de Catherin River, murió en los juegos del hambre de hace 4 años— fue lo primero que me dijo mientras revisaba mis papeles de aceptación.

Asentí fingiendo tranquilidad con éxito.

La academia era muy pequeña y la fachada parecía descuidada. Seguí a Lina hasta un enorme edificio pintado de gris, subimos 4 pisos y abrió una puerta.

—Este pequeño cuarto funcionara como tu habitación, aquí podrás relajarte y entrenar en solitario si lo deseas. De lunes a viernes los reclutas nuevos no puede salir de la academia, sábados y domingos necesitarás tramitar un permiso si quieres ver a tu familia— abrí los ojos enormemente y Lina comenzó a reír —¿Acaso no sabías que la academia era un internado?

El corazón de un asesino Cato y CloveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora