Despedirse

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Claramente los personajes no me pertenecen, son de la gran Suzanne Collins.

Espero disfruten de la historia y quieran comentar ^.^

Bueno este es el capitulo especial, Clove no lo narra, espero les guste.

DESPEDIRSE

12

Ahí estaba Cato, bajo la lluvia, la sangre de su brazo escurría y había hecho un pequeño charco en el piso ¿O era la sangre de Tresh? No le importaba.

Miro el cuchillo en su mano, la sangre de Tresh todavía se veía fresca en la hoja del arma, tampoco le importaba. Cuando sonó el himno del capitolio y vio el rostro de Tresh en el cielo Cato sonrió como orgullo -Púdrete en el infierno- dijo en un susurro.

Miró su muñeca derecha, ahí seguía su pedazo de cuerda. Su único recuerdo de ella ¿Qué le estarían haciendo en ese momento?

Seguía lloviendo, tampoco le importaba. Su siguiente misión era matar a Katniss

-No... a ella no... a Peeta- susurró, matar a quien la amaba le causaría un dolor más agonizante que su propia muerte, porque cargaría con la muerte de Peeta el resto de su vida, así como el cargaría con la muerte de Clove durante sus siguientes horas.

Horas... era lo que le quedaba de vida ¿para qué engañar?

No hay vida sin ella.

Cato cierra los ojos, recordará una vez más para juntar tanto enojo que en el momento en el que tenga a Peeta entre sus brazos le partirá el cuello en dos.

-No te alejes demasiado- le dijo en un susurro.

-No,estoy lista- Contestó Clove.

Cato la beso rápidamente -Estaré esperando del lado de donde está su refugio, si necesitas algo grita, y no salgas a menos que veas a Katniss.

-Estaré bien- dijo Clove -Nos veremos en menos de lo que crees.

Cato volvió a besarla

-Sí,lo sé- contestó el rubio, tomó la mano de Clove y remango la manga para ver el pequeño cordón atado a su muñeca, luego hizo lo mismo con la suya y acaricio su mejilla con delicadeza -Volveremos a casa.

Cato dio la vuelta hacia el lugar donde pensaba que encontraría a Clove.

Lanza en mano, lo mataría apenas lo viera. Se alejó de Clove hasta que ya no la pudo ver entre los árboles.

Las ramas golpearon el árbol y en seguida Cato corrió detrás del ruido, probablemente era más veloz que Tresh por un momento se detuvo y no escucho nada, otra rama,Cato volvió a correr y a lo lejos vio una silueta delgada, pequeña y escurridiza correr como venado asustado hacia el bosque, Cato levantó la lanza, no era Tresh pero podría deshacerse de otro tributo que se interponía entre ellos y el distrito 2.

-¡CATO!¡CATO! - los gritos de Clove llegaron a sus oídos y le helaron los huesos, aun empuñando la lanza en el aire Cato dio media vuelta y hecho a correr en dirección a la Cornucopia.

-¡CATO!

-¡CLOVE!- grito por primera vez, pero al parecer no había sido suficientemente fuerte,corrió más rápido, jamás había corrido a esa velocidad.

-¡CLOVE!- volvió a gritar y esta vez cuando salió hacia la llanura de la Cornucopia Clove estaba en tendida en el pasto. Y la del 12 y el del 11 escapaban de la escena.

-¡NO,NO, NO, CLOOOVE! - Cato cayó de rodillas frente al cuerpo de Clove, entonces se dio cuenta que el cañón aún no había sonado.

-¡QUEDATE CONMIGO! ¡VUELVE CLOVE! - Los gritos de Cato rasgaban su garganta sin compasión -PORFAVOR.

Intentó darle respiración boca a boca, intento revivir su corazón pero en sus múltiples intentos se dio cuenta de algo peor. Aún latía su corazón y aún tenía cortas y esporádicas respiraciones, pero sus ojos, lo veían sin mirarlo y sus extremidades no respondían a ningún estímulo.

Cato vio la piedra junto a la cabeza de Clove, Tresh no la había terminado de matar pero ya no estaba viva tampoco, estaba seguro de que no saldría de ahí.

Cato no podría respirar, no podría moverse, miraba los ojos de Clove, sin luz, miraba sus ojos sin esperanza, lo veían pero no lo reconocían. Su cerebro no funcionaba más.

Las lágrimas de Cato empaparon las mejillas de Clove.

-No me hagas esto... lo prometiste- dijo entre sollozos -Tú me lo prometiste.

Los ojos de Cato se abrieron como platos —¡TIENES QUE DESPERATAR!- Como si ella estuviera dormida, Cato era incapaz de entender que estaba por morir -¡DESPIERTA POR FAVOR!- Cato lo intentó de nuevo, intento revivirla pero no funcionaba, no funcionaría jamás.

Cato colocó su cabeza sobre el vientre de la castaña y ahí, sobre ella, lloro hasta quedarse sin lágrimas y sin voz.

Pero el cañón aún no sonaba.

Cato se levantó después de unos minutos o bien pudo ser una hora, y se dio cuenta que no había cerrado los ojos de Clove así que lo hizo. Parecía dormir.

-¿Quieres que te cuente un secreto? - Dijo él acariciando el cabello de ella mientras con cuidado deshacía su coleta y le soltaba el cabello -Salté la barda por ti... quería conocerte.

Cuando termino de deshacer su coleta esparció el cabello de ella hacia un costado de su cabeza y limpio la sangre que salía de la oreja de Clove. Las manos le temblaban incontrolablemente.

-Te había visto varias veces comer sola en tu lado de la escuela... y siempre quise hablarte... así que intente trepar la barda para preguntar tu nombre y cuando te vi... no pude hablar.

Las lágrimas de Cato seguían rodando por sus mejillas una tras otra, sin parar mientras sus manos acariciaban el cabello de ella.

-Te veías como un ángel con el vestido en la boda de Lina, mucho mejor que esa cosa horriblemente pesada y calurosa que nos pusieron para el desfile de tributos.

Cato no pudo reprimir la sonrisa de su rostro pero de inmediato las lágrimas volvieron a asomarse en sus ojos al darse cuenta que Clove no volvería a sonreír.

-Una vez me preguntaste si creía que la muerte me liberaría... no lo sé, espero que sí, tengo demasiadas cosas que cargar y prefiero hacerlas el menor tiempo posible- Cato acariciaba las mejillas de la muchacha.

Cato tomó la mano de Clove y remango su chamarra para ver su cordón.

-Tienes que perdonarme, Clove- la cantidad de lágrimas había disminuido pero la tristeza de su voz jamás se iría. -Tienes que perdonarme por todo lo que he hecho y por lo que haré- le dijo pausadamente.

Cato abrió la chamarra de Clove y saco un afilado cuchillo del chalecho en el que los llevaba.

-Ni creas que me despediré... pronto me reuniré contigo y seremos libres, juntos, para siempre- susurró.

-Perdóname Clove, perdóname por haberte traído aquí.

Cato se agacho hasta los labios de la castaña.

-Te prometo que será rápido- las lágrimas de Cato rodaban por sus mejillas

-Te amo- dijo él contra sus labios y la beso por última vez.

Su mano se alzó con el cuchillo y él lo clavo con fuerza en el pecho de ella. Sus labios aún juntos.

El cañón sonó.

Cato se levantó despacio, y la miro por última vez, la última vez.

Las lágrimas seguían en sus ojos pero se negaban a salir.

Se retiró un poco, solo un poco para que el aerodeslizador la tomara. Cuando la enorme maquina se la llevo Cato la miro elevarse.

-Eres libre.

Cato del distrito 2, dejo escapar sus últimas lágrimas y también le regalo a Clove su última sonrisa sincera.

El corazón de un asesino Cato y CloveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora